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Las cuatro misiones universitarias: Oportunidades de negocios para empresas

Las universidades no pueden quedarse solo con la docencia y la investigación, simplemente proveyendo de graduados a la sociedad, dice Francisco Gerardo Barroso Tanoira.
vie 13 diciembre 2019 09:41 AM
Washing cycle research
Las empresas deben acercarse a las universidades para generar productos y servicios de calidad que les permitan ser competitivas en el mercado, dice Francisco Gerardo Barroso Tanoira.

(Expansión) - La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que la educación contribuye al desarrollo a través de cuatro misiones principales: Formación del capital humano; construcción y preservación del conocimiento por medio de la investigación; difusión, divulgación y uso del conocimiento mediante la interacción con los usuarios, y preservación del conocimiento a través de las generaciones. Para ello, el Banco Mundial recomienda que las instituciones educativas tengan la infraestructura necesaria, acceso a telecomunicaciones, un sistema de innovación definido y marcos institucionales de gobierno y negocios.

Se trata de hacer funcionar el conocido modelo de la “Triple hélice” propuesta por Etzkowitz y Leydesdorff, en que el vínculo entre universidades, sector empresarial y el gobierno es fundamental para resolver los problemas del país. Por ejemplo, cabe mencionar que en una universidad promedio en Estados Unidos el 40% de sus ingresos viene por colegiaturas, otro 40% se debe a proyectos de investigación y vinculación, y el 20% restante es de donaciones que hacen egresados y empresas.

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Tradicionalmente, se ha considerado que la educación universitaria está basada en tres pilares o ejes: Docencia, investigación y extensión. Sin embargo, ante la rapidez con que suceden los acontecimientos actuales y la naturaleza misma de las universidades como protagonistas para el cambio, podemos hablar de misiones en lugar de pilares. Estas instituciones no pueden quedarse en las dos primeras misiones, que son la docencia y la investigación, simplemente proveyendo de graduados a la sociedad. Es necesario que asuman una tercera misión, que adopten una función de negocios basada en el uso, aplicación y explotación del conocimiento con todos los involucrados con la universidad y la sociedad en general. Esto abarca la coinversión en conocimiento incorporado en mercancías a través de patentes, licencias o empresas (start-ups) propiedad de estudiantes y escuelas, o procesos basados en la capacitación del personal docente, llegando a la formación de clústeres universitarios. Y deben ir más allá al asumir una cuarta misión, que es el cumplimiento de las tres anteriores, pero en un marco de creación de iguales oportunidades para todos, así como un campo propicio para la contribución global a la ciencia en que la diplomacia y la universidad fomenten acciones colectivas en que los interesados pudieran aportar e intercambiar ideas. La universidad se vuelve entonces una organización de todos y para todos.

Aquí se abre una gran oportunidad para que las empresas se acerquen a las universidades para generar productos y servicios de calidad que les permitan ser competitivas en el mercado. Desafortunadamente, México es más un país más consumidor de conocimiento que creador de éste, y depende tecnológicamente de empresas extranjeras y genera conocimiento administrativo que es útil solo a las empresas mismas, pero de difícil aplicabilidad y transferencia.

Si se contara con apoyo gubernamental a iniciativas que fomenten el emprendimiento y la investigación de una manera pertinente y ágil, el resultado sería un incremento en la productividad y en la competitividad.

Sin embargo, hasta en eso estamos retrocediendo en el país al reducirse el apoyo a los emprendedores y recortar la inversión en investigación, además de hacer que las instituciones públicas encargadas de otorgar los recursos sean más burocráticas. México necesita que la tercera y cuarta misión universitarias sean también compartidas por empresas y gobierno. Se necesita en todos los ámbitos una visión empresarial que impulse la inversión conjunta en generación y comercialización del conocimiento.

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Para finalizar…

En una empresa ferretera internacional en la que trabajaba, me dijo uno de mis jefes: creas un negocio, lo dejas bonito y luego lo vendes…y con ese dinero, creas otros negocios. Y sí…el conocimiento es un gran negocio, para lo que se requiere visión emprendedora y empresarial.

En México, al no tener investigación ni donaciones, la sostenibilidad de muchas instituciones educativas recae solo en la colegiatura, por lo que se entablan encarnizadas luchas en el mercado por atraer nuevos alumnos basándose en la publicidad y en el anuncio de las acreditaciones o los logros deportivos. Debería ser al revés, puesto que si una universidad tiene buen nivel educativo, así como proyectos de investigación y vinculación atractivos, lo más probable es que más alumnos quieran inscribirse en ella, además de generar más confianza para quienes deseen hacer donativos.

Es hora de que las empresas, de manera individual o a través de sus cámaras, se acerquen a las universidades y desarrollen soluciones pertinentes, útiles y de valor para la sociedad, permitiendo la inversión privada y con acceso a fondos gubernamentales que fortalezcan la creación y comercialización del conocimiento. ¿Está de acuerdo?

Nota del editor: Francisco Gerardo Barroso Tanoira es Profesor investigador de la División de Negocios de la Universidad Anáhuac Mayab, donde también funge como coordinador Académico del Doctorado en Análisis Estratégico y Desarrollo Sustentable. Las opiones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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