México es de los países con menor inclusión financiera en el mundo. Según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, en 2018 el 68% de los mexicanos de más de 18 años contaba con algún producto financiero. Sin embargo, en la mayoría de los casos usan sus cuentas para obtener efectivo , lo que reduce los beneficios de la bancarización. ¿A qué se debe esto? Las razones son complejas, pero las principales se pueden resumir en tres puntos:
Primero, la falta de infraestructura : Ciertamente las sucursales bancarias se encuentran en los municipios más grandes. Sin embargo, hay otras opciones para ampliar la infraestructura financiera, como corresponsales (establecimientos que actúan en nombre de alguna institución bancaria) y la cobertura de internet, así como incentivar a que más negocios cuenten con terminales punto de venta y no sea necesario hacer transacciones en efectivo. Los últimos dos puntos no se resuelven con más sucursales del Banco de Bienestar.
La desconfianza en el sistema financiero: Según la base de datos de Global Findex, en 2017 el 37% de los mexicanos no tenía una cuenta bancaria por desconfianza. Para contrarrestarlo, según Ana Laura Martínez, investigadora del CIDE, es necesario “construir confianza y motivar a los mexicanos hoy excluidos del sector a acudir al mismo para solucionar sus necesidades financieras”. Esto requiere de una reforma que brinde mayor protección a los usuarios y transparencia sobre los productos que adquieren.
Carencia de productos relevantes para la población: El reciente reporte de Insight2impact y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores mostró que la población prefiere servicios financieros informales para cubrir sus necesidades, debido a que son más flexibles y convenientes. En ese sentido, Gabriela Zapata , consultora de inclusión y salud financiera, señaló la importancia de mejorar el diseño de productos formales, así como la necesidad de medir su impacto sobre la población y no solo el acceso.
Con base en estos puntos, es difícil pensar que más sucursales del Banco del Bienestar llevarán a un mayor nivel de inclusión financiera en México. Sin embargo, el costo de dichos recursos es alto por lo que el Gobierno debería voltear a ver las soluciones digitales que se han implementado en países como Kenia , que podrían ser más costo-efectivas, y liberar presupuesto para ofrecer otros servicios de calidad a quienes menos tienen.
Nota del editor: Fátima Masse es coordinadora de proyectos del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora. Síguela en Twitter como @Fatima_Masse
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