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Es momento que Banxico actúe como organización al servicio del público

Los riesgos que mantienen a la política monetaria restrictiva en nuestro país están cambiando, dado el choque provocado por el coronavirus, opina Iván Franco.
mar 17 marzo 2020 07:00 PM
Banco de M´éxico
La obligación de la banca central en este momento es preparar un estímulo monetario para iniciar el ciclo de expansión que vendrá posterior a la inminente recesión provocada por el Covid-19, apunta Iván Franco.

(Expansión) – México es un país poco solidario ante la desgracia. Esto, a cualquier nivel, de personas a personas y de autoridades a personas.

En un par de días es posible que los sistemas de salud del país se vean rebasados, si es que la pandemia logra infectar a miles de personas.

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La primera autoridad que hace mutis de la contingencia es el Banco Central. Contrario a lo que realizan los demás bancos centrales del mundo, el mexicano desconfía y palidece ante lo que es su aparente responsabilidad.

Banxico no se ha pronunciado en todo este tiempo, y hoy, los subgobernadores se han guardado para no interactuar más con el público a través de Twitter.

La obligación de la banca central en este momento es preparar un estímulo monetario para iniciar el ciclo de expansión que vendrá posterior a la inminente recesión provocada por el Covid-19.

A pesar de que el dinero ha perdido efectividad en la economía global, los bancos centrales continúan utilizándolo como un reactivador de la actividad económica.

Las tasas de interés actuales, lidereadas por la Reserva Federal, no tienen precedentes. Prácticamente, la sobre monetización de las economías ha comoditizado al dinero y su impacto en el ciclo económico se debilita en el tiempo, pero sigue funcionando.

Las tasas de interés reales en Estados Unidos son hoy negativas. En un momento futuro, lo que antes era la política monetaria anormal, denominada como ciclos de relajamiento cuantitativo, pasará a ser la normalidad.

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Por ello es interesante mirar la historia de las tasas de interés en Estados Unidos. Esta es un mecanismo que en el largo plazo se acerca asintóticamente a cero, de donde parece que no se moverá.

En el mediano plazo el dinero continuará ofreciéndose a tasas bajas hasta que llegue el punto, donde el balance sea mantener a la tasa de interés tasas cercanas a cero.

Esto implicará que estaremos viviendo en una expansión recurrente de la base monetaria, y que, en lugar de experimentar consecuentes inflaciones, estaremos viendo una dilución del efecto inflacionario. Como prueba están los ciclos de relajamiento monetario de hace 10 años y las tasas de inflación.

Para dar un ejemplo, recordemos el juego de mesa monopolio, que termina cuando un jugador acapara todos los activos y el dinero disponible que hay en la mesa. Sin embargo, cuando el dinero sigue generándose perpetuamente, el juego continúa, llegando un punto en el cual se pierde el interés por proseguir el juego.

Algo similar sucede con los sistemas monetarios actuales, fundamentalmente con el dólar. Hoy en día se torna irrelevante el nivel de endeudamiento público y privado de los principales estados del mundo. Esto es un juego donde nadie va a quebrar, si tiene un respaldo monetario.

Los bancos

El sistema financiero mexicano está bien posicionado para expandir al sistema una vez que el banco central dé el banderazo de salida, reduciendo las tasas de interés, y poniéndolas nuevamente en el terreno expansivo. Los riesgos que mantienen a la política monetaria restrictiva en nuestro país están cambiando, dado el choque provocado por el coronavirus.

Hoy, no hay pretexto para mantener a la tasa de referencia en terreno restrictivo. Es momento que el banco central actúe como una organización al servicio del público.

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¿Por qué? después de todo, la deuda del Banxico hacia el público es de más o menos 1.7 billones de pesos, emitida en papel moneda.

En este contexto de recesión global que impactará a México, la banca comercial mexicana debería participar en el estímulo económico, recortando y cercenando parte de su cartera vencida en préstamos personales y empresariales.

Es decir, para que el juego de la reactivación monetaria funcione y derrame en nuestro país, es necesario que la banca participe en el juego del monopolio y realice quitas a segmentos de la cartera vencida con estatus irrecuperable o de baja probabilidad de recuperación. Después de todo, la casa nunca pierde.

Hay que considerar que esta parálisis económica imposibilitará la generación de recursos por un segmento grande de la población que depende de actividades fuera de su hogar. Por ello, muchas deudas serán impagables.

El juego del dinero

La contingencia del Covid-19 nos dará muchas lecciones como sociedad. Una de ellas, es reflexionar sobre el aspecto económico. Podremos darnos cuenta de que vivimos dentro de un montaje tipo monopolio, donde el dinero está recobrando su esencia. Esa esencia que es la de un papel fiduciario respaldado por un banco central, que puede reproducirse a perpetuidad sin mayores daños a la economía, al menos, no mayores que los que puede provocar un virus que mata miles de personas.

En el mundo desarrollado, los grandes choques inflacionarios contemporáneos no han sido originados por políticas de relajamiento monetario, sino por choques políticos.

El papel del banco central mexicano, como institución de interés público, ha sido ambivalente en los últimos años. Por ello, la recuperación económica será menos dolorosa y más efectiva si esta entidad actúa en consecuencia, dejando de lado sus diferencias y contribuye firmemente a la recuperación.

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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