Ahora, la pregunta que se presenta es: ¿qué sigue?
Porque el tema no es sólo cómo sobrevivir a una situación que se percibe temporal, sino lo que puede implicar para el mediano plazo en términos de los impactos que tendrá en la economía en general y en determinados sectores en particular. Nuevos hábitos de consumo, mayor desempleo y menor poder adquisitivo; paridad del dólar que beneficiará a exportadores y afectará a muchos; efectos en el crédito y en el pago. En fin, muchas condiciones a qué enfrentarnos, en un entorno que todos sabemos que será de recesión.
Pero en el ámbito de las inversiones de capital emprendedor, la apuesta es de largo plazo.
La crisis de 2009 le regaló al mundo algunas de las startups más interesantes en mucho tiempo. La mala economía y el desempleo que había en ese momento fueron caldo de cultivo propicio para que surgiera y creciera Uber y Airbnb. La desconfianza en los bancos originó Venmo y Square. La tecnología, en desarrollo como siempre, nos entregó Dropbox, Slack, Zendesk, Whatsapp e Instagram.