Por ello las fintech (en su gran mayoría no rentables) se van a enfocar en prolongar su runway lo más posible y minimizar su burnrate para salir fortalecidas. Esto significa dos cosas: que deben hacer un recorte de proyectos y/o gastos no críticos, y un reenfoque en los proyectos game-changers, lo que les proporcionará una ventaja competitiva a las empresas líderes en el sector, así como a aquellas que tuvieron la fortuna de cerrar una ronda de inversión.
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Por el contrario, las empresas que mantengan un modelo de negocio poco estructurado y no logren crear una propuesta de valor lo suficientemente llamativa como para encontrar un mercado, estarán condenadas a desaparecer.
Con el paso del tiempo el tamaño del mercado se va a regularizar y, pese a que el panorama es retador e incierto, es importante recordar que algunas de las empresas más grandes del mundo nacieron durante recesiones y crisis económicas.
Apple y Microsoft se fundaron durante la recesión de 1970, mientras que Airbnb lo hizo durante la crisis financiera global del 2008-09. Por otro lado, el mercado de Venture Capital (VC) se verá regulado en México con el paso del tiempo, contrarrestando la desaceleración de proyectos en etapa semilla o Pre-Serie A causada por las inversiones hechas a fintech como Kavak, Konfío, Albo o Klar.
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Independiente de la crisis, México sigue siendo un mercado interesante en el mundo financiero por su tamaño y sub-bancarización. Y a pesar de que los VC van a ser más conservadores, el flujo de capital local no se va a detener; sin embargo, una pregunta que queda por resolver es ¿cuándo regresará el mercado fintech a su máxima capacidad?
Nota del editor: Sebastian Medrano es director de marketing de la fintech mexicana, Coru.com. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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