La entrada del T-MEC podría dar lugar a una disminución de aranceles en las importaciones de aditivos, petrolíferos y materiales que mejoren la calidad del combustible, así como dar acceso a patentes y adelantos tecnológicos que ayuden a mejorar el costo para el consumidor.
En el almacenamiento de combustibles hubo un pequeño incremento en la construcción de infraestructura nueva por parte de los privados, dando posibilidad de almacenar más combustible, el cual proviene en su mayoría de la importación.
El negocio de Pemex no está en las bombas de servicio, sino en la venta de combustibles en las TAR. Ante el COVID-19 se reafirma este concepto de mejorar la rentabilidad de la empresa en conjunto con el mercado. Con base en lo reportado por Pemex en abril, se observa una contracción del 48% en las ventas de gasolina de marzo a dicho mes, derivado de la reducción de la demanda nacional, que fue del 30%.
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Por lo tanto, la empresa del Estado deberá definirse: ser un refinador o un trader de productos petrolíferos, ante una mayor oferta que se tendrá en el mercado mundial y la necesidad de poder avanzar hacia nuevas reformulaciones en los combustibles, que permitan reducir costos en las refinerías y poder seguir siendo parte del mercado nacional.
El almacenamiento no significa construir un tanque en algún puerto o región a donde tenga acceso para llenar éstos. Tiene que ir más allá de la forma conceptualizada del negocio, de llevar o que se lleven los combustibles a centros de almacenamientos de comercializadoras o estaciones de servicio.