Ante una amenaza la naturaleza humana se limita y automáticamente la amígdala nos hace una jugarreta: limita nuestras opciones a pelear, congelarnos o huir. Es lo que pasa en situaciones como la actual: vemos al mundo más complejo e inalcanzable, se desdibujan las alternativas y limitamos nuestro pensar y accionar.
Gobiernos, ONGs, organizaciones internacionales, etc. han reaccionado para tratar de aliviar las consecuencias de esta crisis. Pero sólo han sido reacciones enfocadas fundamentalmente a la salud. La realidad es que aunque los retos y problemáticas derivadas de la pandemia son tan evidentes, existen pocas propuestas conocidas o difundidas para resolverlos.
Por ello en las últimas semanas la internet se ha saturado de seminarios web que tratan de ayudar (o de publicitarse) para organizar un lugar de trabajo en casa o cómo hacer más eficaz una videoconferencia.
Poco se habla de alternativas de fondo para subsistir y prosperar en materia de negocios, porque pocos entienden realmente qué alternativas existen. Afortunadamente existen algunas propuestas de impacto como Reto COVID-19 México o Plataforma México Vs COVID-19.
Pocos ven que en las crisis se gestan oportunidades; es cuando se apela al conocimiento y creatividad para realmente innovar. En los últimos 150 años muchas empresas internacionales se han gestado justamente en momentos de crisis. La pregunta es: ¿y yo qué puedo hacer?