Las empresas se han tenido que adaptar a las difíciles circunstancias para continuar con sus operaciones. Gran parte de las compañías ha evitado hacer recortes en su personal, además de estar al pendiente de las necesidades de los empleados. Es innegable la cooperación que ha prevalecido entre el sector privado y el sector público para superar la adversidad de la mejor manera posible. Priorizar se volvió indispensable: el sentido humano y el interés por el bien común se han hecho presentes.
En el mismo orden de ideas, diversas organizaciones están tomando la coyuntura crítica como una oportunidad de replantearse conceptos tan elementales como el de responsabilidad social empresarial, ya no como algo accesorio, sino como un pilar sobre el cual se sostenga la actuación organizacional.
La pandemia acelera la revolución 4.0 en las empresas
En efecto, sigue ganando terreno un mercado con clientes y consumidores que cada vez se preocupan más por cuestiones como la sustentabilidad, el respeto de los derechos laborales y la ética en los negocios. Las corporaciones deben comprender que la responsabilidad social empresarial requiere de un compromiso que se refleje en tiempo invertido y recursos orientados. Tal vez, la crisis de pie a nuevas consideraciones en torno a este punto clave; la responsabilidad social exige ser la esencia de las organizaciones y no una mera fachada.
Por último, la premura por encontrar soluciones para proseguir con las labores profesionales, ante la necesidad de tomar medidas de aislamiento social para prevenir la proliferación de la epidemia, nos ha hecho recurrir con mayor asiduidad a las plataformas tecnológicas y las herramientas digitales. Ahora más que nunca, somos conscientes de los alcances de estas aplicaciones y seguramente aprenderemos a aprovecharlas mucho mejor en el día a día. Quizá incluso seamos capaces de optimizar la tecnología y entrar por fin de lleno a la ansiada Revolución Industrial 4.0.
OPINIÓN: ¿Por dónde empezar para reactivar, recuperar y crecer tu negocio?
Probablemente, esta dolorosa crisis nos haga aprender valiosas lecciones y nos obligue a ser más resilientes ante la adversidad. De nosotros dependerá el vislumbrar un mejor mañana y trabajar con empeño, desde el mundo organizacional, en el propósito de instaurar un entorno profesional de mejores prácticas y de pleno sentido social y humanitario. La mejor forma de predecir el futuro es optando por construirlo nosotros mismos.
Nota del editor: José Guillermo Fournier Ramos es docente en la Universidad Anáhuac Mayab. Vicepresidente de Masters A.C., asociación civil promotora de la comunicación efectiva y el liderazgo social. También es asesor en comunicación e imagen, analista y doctorando en Gobierno. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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