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¿Qué rumbo debe tomar México, refinar o exportar?

El esfuerzo no está en la construcción de una nueva refinería, está en poder llegar a la meta de producción y en tener la materia prima suficiente, opina Ramses Pech.
mar 09 junio 2020 11:59 PM

(Expansión) – Arabia Saudita decidió incrementar los precios para julio, dando pie a que los márgenes de las ganancias que obtienen las refinerías de petróleo al procesar el crudo en combustible están y/o estarán luchando para mantenerse al día con el mercado ante una lenta recuperación. Este cambio de paradigma ha originado un nuevo orden en la comercialización del crudo para el mediano plazo, en el que países importadores como China comprarán en función de ofrecer un almacenamiento y logística más ágil.

México deberá hacer un alto y espacio para enfatizar si se convierte en refinador para cubrir la demanda interna en una gran parte y deja de exportar crudo.

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Ante la apertura de nuevas marcas, importadores de combustibles deberán determinar si actualmente tendrán la capacidad de crudo necesario y la calidad para las refinerías que actualmente se están utilizando. Será primordial establecer para volverse un refinador neto tener cubierto el 100% de la materia prima del total que se planea realizar en función de la calidad y el tipo de crudo. Que el mercado de refinación se oriente a competir por reducción de costos y por maximización de rendimientos del crudo.

Al convertirse en refinador, el país deberá tener claro que para lograrlo deberá cumplir con dos aspectos fundamentales: tener el suficiente recurso financiero para apalancar a la empresa productiva del estado que funge como la base del total de la producción nacional y alcanzar las metas de producción establecidas para esta administración con miras el 2024 entre la empresa productiva del estado y privados. Al analizar la información de proyecciones del plan de Pemex y desarrollo de la nación surgen dos escenarios:

1. El mejor de los escenarios indica que en el 2022 el 66% de la demanda de gasolina sería cubierta por la refinación nacional y no se requerirá importar diésel (en función de que aumente la producción de diésel de bajo azufre). Pemex requeriría una inversión de 21,000 millones de dólares para llegar a la producción de 2.697 MBD (Privados podría compensar de las rondas) para poder regresar a los mismos valores de importación que en 2019.

2. El mercado de importación de combustibles a partir del 2021. Dependerá si la demanda mantiene una constante para la gasolina de alrededor de 800,000 barriles por día y 400,000 para el diésel en la nueva normalidad. Proyecciones realizadas por la Sener en 2018 indican que podría llegar para el 2032 un consumo de combustibles de 1.6 MBD (incremento de 400,000 barriles).

LEE: El gobierno impulsa un proyecto de refinación ya descartado por Pemex

Actualmente en México existen 103 permisos de gasolina y 68 de diésel en el mes de marzo, entre ellos ExxonMobil, Shell, Valero, Tesoro, TOTAL y BP, marcas de combustibles de nivel mundial y que alguna de ellas tiene sus marcas en estaciones de servicio. Ante los cambios de mercado, PMI de Pemex se ha convertido el TRADER directo de mayor volumen de importación al tener al mayor cliente que cuenta con infraestructura para la comercialización de los combustibles.

La exportación de crudo conviene a la nación y la refinación es el negocio de Pemex en el mercado de los combustibles en México, al tener controlado gran parte de la producción y las terminales de almacenamiento de reparto. Con lo anterior debemos dejar claro que sin dinero no habrá materia prima para enviar crudo a refinar al convertirnos en refinadores y dejar de exportar a nuestros socios comerciales.

No cumplir con esta ecuación comprometería los compromisos que se tienen con empresas de Estados Unidos y países de Europa, ahora que Arabia Saudita y Rusia están por quedarse con el mercado del lejano oriente.

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Es importante al mismo tiempo que la Secretaría de Hacienda se pronuncie acerca de la conveniencia de que el país sea un refinador.

El esfuerzo no está en la construcción de una nueva refinería, está en poder llegar a la meta de producción y en tener la materia prima suficiente; no tenerla significaría tener que importar crudo ligero, dando lugar a una contracción del margen de utilidad del sistema nacional de refinación.

Para convertirnos en refinadores primero se debe destinar dinero suficiente a Pemex exploración y producción, y en el caso de que el presupuesto no sea el suficiente, dejar que tenga socios que le ayuden a capitalizar en tener un mayor factor de recuperación de cada yacimiento a explotar.

Aquí no es lo que le conviene a Pemex, sino a la nación.

Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects. Síguelo en Twitter como @economiaoil . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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