Preveía que, en el 2020, el 60% de los padecimientos estarían relacionados con el estrés. De igual manera, creía que para estas instancias el concepto de gestión y “carreras individuales” iba a tener mucha fuerza, donde las personas iban a elegir de acuerdo a sus preferencias y de manera flexible, su propia formación, beneficios, recompensas emocionales, así como elegir el tiempo y espacio, es decir, dónde y cuándo quieren trabajar.
¿Y ahora dónde estamos? Pues el 2020 ha acelerado muchos de estos procesos que ya venían formándose pero que no terminaban de aterrizar. Temas como la flexibilidad, los beneficios personalizados y la transformación digital se han visto impulsados por esta pandemia que ha transformado el mundo del trabajo como lo conocíamos. Sin duda, existían organizaciones que ya venían trabajando en esta carrera hacia el futuro, entrenando a su personal en el uso de plataformas tecnológicas, brindándoles experiencias de trabajo digitales ágiles y adoptando beneficios personalizados, así como flexibles como herramienta para captar y retener talento.
Pero había muchas otras que no habían dado ni siquiera un paso al frente en este tipo de temas, pero que se han visto obligadas a replantear sus esquemas de trabajo debido al COVID-19, buscando dar certidumbre a sus colaboradores en materia de bienestar y, al mismo tiempo, dar continuidad a sus negocios. Esta nueva disrupción, las ha obligado a replantearse este diseño en busca de eficiencias que no deterioren la productividad, el compromiso y la motivación de los trabajadores, todo esto sin dejar de lado su bienestar físico y mental.
Y ahora ¿qué sigue?
Las perspectivas indican que las estrategias relacionadas con el futuro del trabajo se convertirán en tácticas de supervivencia, dado que es una realidad que esta crisis está ocasionando una recesión global sin precedentes. La fuerza laboral también se concibe preocupada, ya que 2 de cada 3 empleados se sienten en riesgo de desgaste emocional y ahora más que nunca darán prioridad a elementos que abonen a su calidad de vida, bienestar y salud.
Por ello es importante que las corporaciones no dejen de lado el porvenir y comiencen a vislumbrar las macrotendencias de los próximos 10 años en materia de RRHH, asegurando que navegan de manera correcta por las tres fases durante los siguientes 6-18 meses: responder-regresar-reinventar.