El paro en las cadenas de producción y distribución se reflejaron en un daño severo para la actividad económica.
El sector exportador sufrió los efectos de la paralización en los Estados Unidos, lo cual afectó no solo a la industria manufacturera mexicana sino también golpeó a los viajeros estadounidenses con destinos turísticos en México. Las remesas de mexicanos en el exterior también sufrieron los efectos del aumento del desempleo en la comunidad de migrantes mexicanos en los Estados Unidos.
Como resultado de todo ello, la actividad económica se contrajo 17.3% en abril, con respecto a marzo, y cayó 19.7% en términos anuales. Cifras originales indican una caída anual de 19.9%, con contracciones severas en la industria y los servicios, los cuales se desplomaron 29.6% y 16.1% respectivamente.
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La pandemia y la consecuente aceleración de las infecciones ha cambiado drásticamente las perspectivas de la economía mundial, con prácticamente la mayoría de los países cayendo en recesión. México ha sido particularmente golpeado por la epidemia, no solo por su debilidad económica sino también por la falta de preparación de su sistema de salud pública y la insuficiencia de medidas de mitigación del impacto sobre la economía y la población.
A esto hay que agregarle el impacto recesivo proveniente del vecino del norte, cuya economía entró en recesión desde el primer trimestre del año.