¿Cómo lograr que México salga de la crisis económica del COVID 19? | #AsíLoVemos
Una nueva comunicación. Inmersos en la revolución tecnológica, los líderes de hoy han cambiado las formas de comunicar las ideas. Todo debe ser más claro, humanista, actual y con un lenguaje sencillo.
La antigua forma de comunicar difícilmente generará un efecto positivo en las nuevas generaciones, que observan hasta el mínimo detalle del qué y cómo se dice.
Rivalidad. Un buen líder no tienen rivales. No siente amenaza ante los más inteligentes o más capaces, o bien, ante aquellos que profesan una ideología religiosa, sexual o política diferente; por el contrario, encuentran en la diversidad de pensamiento una oportunidad para fortalecer al grupo.
Renovación e innovación. El pensamiento ‘dinosaurio’ que tanto daño hizo a México no puede regir las directrices del nuevo liderazgo, pero tampoco se puede permitir que el resentimiento, la división, y las heridas del pasado operen esta nación. Creo que un buen líder nos enseña a mirar al frente sin olvidar, y nos comparte la oportunidad y la responsabilidad de poder hacerlo mejor.
La nueva generación de líderes. Hoy, más que influencers, esperamos líderes que trasciendan mas allá de la popularidad. Urgen nuevas propuestas y acción social.
Sé que esta generación aportará grandes líderes, porque las nuevas generaciones entienden que la política, la religión, raza, estrato social, edad, o preferencias sexuales, no nos definen.
La juventud exige un pensamiento equitativo, inclusivo e igualitario.