Nuestro país requiere líderes actualizados, comprometidos con la nación y que vean al mundo desde una nueva óptica; que tracen un plan basado en las nuevas tecnologías. Líderes que sepan cómo funciona México, es decir, que conozcan sus fortalezas y entiendan sus áreas de oportunidad; que eviten la disrupción, que amen su tierra y reconozcan su identidad.
La experiencia reciente nos ha dejado claro que México necesita líderes inteligentes, con autodisciplina, emocionalmente sanos, que hagan equipo a raíz de sus cualidades. Gente capaz de digerir la critica, de reconocer errores y darle la bienvenida a diferentes formas de pensamiento.
Considero que el temple y la frialdad en la toma decisiones son características imprescindibles. Hoy en día necesitamos líderes que transformen los tropiezos en madurez y los errores en oportunidades.
No he encontrado el hilo negro, y no es un secreto que nuestro país requiere líderes que se conduzcan con respeto, humildad; que sean defensores de la dignidad, y que entiendan que en la vida todos somos alumnos y maestros. Creo que no es posible ser un buen líder sin un espíritu generoso.
México necesita líderes que eviten rupturas por diferencias de opinión. Que llamen a la colaboración y no propaguen la división. Que reconozcan el papel que cada uno desempeña, como en el béisbol; el pitcher lanza, el shortstop evita el hit y el bateador pega jonrón.