En este sentido, la transformación digital en los negocios ya no debe considerarse como una acción futura, sino más bien como una necesidad de supervivencia que deberá ser implementada de inmediato. Cuando llegue el momento de reunirnos una vez más de manera física -y sin distanciamiento social- será necesario aprovechar lo aprendido desde una perspectiva virtual, y como una combinación de ambos mundos, en donde tengamos claro que las interacciones personales también son necesarias para potenciar las relaciones humanas; las cuales forman parte esencial de los activos de las compañías, familias y comunidades.
Ahora, el sector empresarial deberá de formularse distintas preguntas para salir avante de esta situación; por ejemplo: ¿qué hacer para que mis clientes sigan adquiriendo mis productos si en estos momentos no pueden acudir a las tiendas físicas?; ¿cómo puedo seguir generando expectativa en el mundo deportivo si las ligas se juegan con estadios vacíos?; ¿cómo consigo eficientizar mis cadenas de distribución trabajando desde mi casa?; ¿cómo mantengo a mis colaboradores motivados y a mis clientes leales? Todo este tipo de situaciones podrían tener una respuesta que está en la transformación digital.
De acuerdo con un estudio realizado por la consultora McKinsey, en Europa, el 70% de los ejecutivos encuestados comentó que era muy probable que, a raíz de la pandemia, acelerara sus procesos de transformación digital. Esta aceleración ya es evidente en todos los sectores y ubicaciones geográficas, y basta ver como los bancos han migrado rápidamente hacia los canales en línea, cómo los proveedores de atención médica se han trasladado rápidamente a la telesalud, así como las tiendas minoristas han adoptado métodos de entrega sin contacto en sus envíos.
Debido a esto, me gustaría compartirles algunos consejos para poder implementar estos cambios necesarios de forma eficiente y razonada, de acuerdo con la experiencia y cultura de innovación que me ha tocado vivir en mi trayectoria profesional: