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Necesitamos un nuevo modelo económico

Una economía sostenida de servicios y con una enorme base de colaboradores en situación precaria no va a aguantar otra epidemia, ni siquiera de varicela, opina Francisco Hoyos.
sáb 18 julio 2020 12:01 AM

(Expansión) – Recuerdo un día que fui al banco con mi padre, antes de la nacionalización del gobierno de López Portillo, y me quedé mirando a una estudiante de preparatoria de mi escuela primaria que ya trabajaba en una de las cajas.

Al darse cuenta, se acercó a mí y me dijo: “si llegas a conseguir un trabajo como ese, cuídalo mucho, porque es para siempre”. Creo que se sorprendería mucho si viera las condiciones de muchas posiciones en el sector bancario desde hace, al menos, 20 años. Y de la estabilidad laboral, mejor ni hablar.

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La idea del éxito a partir del esfuerzo, la educación y el trabajo honesto es reciente, apenas en el periodo de las dos grandes guerras, que dejó la sensación de que se había vencido a un poder maligno a favor de los mejores sentimientos de la humanidad y por eso lo que venía a continuación era la prosperidad, la justicia y el avance de la tecnología a favor de todos.

¿Qué tal vamos hasta ahora? Si hacemos el repaso de lo que vino después, ese clima de crecimiento para un buen futuro no se parece en nada a lo que vivimos en estos momentos.

Preocupa la pérdida de empleos, preocupa la caída en la inversión, preocupa que la pandemia ha desnudado la carencia de un sistema de seguridad social suficiente (público o privado) y la carencia de empleos con las mínimas condiciones para ayudar a quienes los desempeñan en caso de emergencia. Sin embargo, lo que nos debe ocupar es cómo vamos a reparar todo un entorno económico que ya no funciona.

Llegó el momento de dialogar acerca de la economía que necesitamos para el futuro, antes de que la vacuna para el COVID-19 nos haga pensar que esta crisis nunca ocurrió. Ahora que ya sabemos claramente lo que ocurre con este sistema, hagamos el esfuerzo por adaptarlo al Estado de Bienestar con el que siempre andamos soñando despiertos.

Porque una economía sostenida de servicios y con una enorme base de colaboradores en situación precaria no va a aguantar otra epidemia, ni siquiera de varicela. Aunque parezca increíble, es posible que las aplicaciones de transporte privado salgan con números negros, gracias al ejército de repartidores semi esclavizados que no ha parado de entregar comida durante toda la contingencia.

Pero no van a ser las únicas empresas que aprovecharán esta inédita crisis. Supermercados, tiendas de conveniencia, farmacias, las grandes tiendas virtuales y las plataformas de contenido saldrán fortalecidas en lo económico y darán el salto hacia el comercio electrónico que no habían podido lograr en años.

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“La nueva normalidad” en el entorno empresarial

Sin embargo, las condiciones laborales y los trabajos precarios, disfrazados de temporales, erosionan la posibilidad de construir una economía estable, que pueda enfrentar obligaciones que pronto explotarán en nuestra cara, como las pensiones.

Una reforma tributaria es urgente, pero no la que promueven los intereses que desean traer a México los descuentos de impuestos de nuestro vecino del norte y que solo aumentan la concentración del ingreso en pocas manos. Apenas este gobierno está equilibrando la recaudación de los grandes deudores y ese mensaje ha impulsado a los que estamos cautivos a seguir cumpliendo puntualmente con nuestras obligaciones, no obstante, esto no será suficiente si se quiere crecer con equidad.

Un rasgo alarmante que comprueba lo anterior reside en que mientras se cierran negocios, se pierden empleos, se cancelan servicios y hasta escuelas, los mercados han tenido uno de los mejores semestres de su historia, un factor que sorprendió a muchos, precisamente porque confundieron por años bursatilización con inversión directa.

Lo mismo ocurre con la estructura de la iniciativa privada en México, y para este caso de muchos de los países afectados por el coronavirus, donde la obsesión por las ganancias hacia los accionistas y los bonos a las partes altas de la estructura corporativa anularon las posibilidades de una distribución más horizontal de los ingresos en las empresas.

No corregir estas políticas económicas traerá el desastre que, parece, estaríamos evitando si logramos llegar al 2021 y la vacuna está accesible. El detalle estará en que, de nuevo, los segmentos de la población menos favorecidos y la golpeada clase media (que de pronto tanto nos preocupa hoy) sigan afectados por la enfermedad y la dolorosa recuperación económica.

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El mundo supera los 10 millones de casos de nuevo coronavirus

De acuerdo con un estudio de la prestigiosa (y de moda) revista científica The Lancet publicó un sorprendente estudio: para el año 2060 el crecimiento de la población mundial se frenará y caerá la tasa de natalidad hacia 2100 hasta dejar a naciones enteras con la mitad de su población al final de este siglo. ¿Qué economía tendremos entonces con 65 millones de mexicanos, por ejemplo?

Tenemos una noción aprendida de que siempre vamos, como el tiempo, hacia adelante, pero también es posible ir hacia atrás y, en medio de esta pandemia, reducirnos hasta la extinción, sino construimos hoy las bases de un modelo más justo para el futuro.

Nota del editor: Francisco Hoyos Aguilera es Especialista en comunicación. Graduado del Tec de Monterrey con una maestría en la Universidad Iberoamericana. Fue reportero en el diario Excélsior y en la corresponsalía de The New York Times en México. Lleva dos décadas en la comunicación pública y privada. Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Síguelo en Twitter y/o LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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