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Inversión extranjera en México, ¿qué esperar en los siguientes meses?

Es aventurado pensar que el T-MEC será capaz por sí mismo de mejorar los flujos de IED en 2020, sobre todo porque el tema dominante es la pandemia, considera Jordy Juvera.
mié 29 julio 2020 12:01 AM

(Expansión) – La emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus ha generado un entorno complicado para las inversiones. La incertidumbre que rodea la evolución de la pandemia, desde el control de los nuevos casos, hasta la posibilidad de una vacuna y los rebrotes ante la reapertura de la economía, implica menos disposición por parte de los extranjeros para invertir sus recursos en general, pero sobre todo en economías que consideren más riesgosas. En este contexto, las expectativas para la inversión extranjera en México durante el año son adversas y las perspectivas para los años siguientes se consideran altamente inciertas.

Para entender este panorama, es importante identificar los elementos de naturaleza coyuntural y estructural que están influyendo en la evolución de la inversión extranjera.

En primer lugar, desde el punto de vista coyuntural, el impacto del COVID-19 se tradujo en una fuerte aversión al riesgo. Esto impactó en los flujos de capitales hacia las economías emergentes y México no fue la excepción, lo cual se entiende por la búsqueda de activos de resguardo por parte de los extranjeros.

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En los peores momentos de la incertidumbre generada por la pandemia, a la que se sumó la guerra de precios de petróleo entre Rusia y Arabia Saudita, el credit default swap (CDS) de México a cinco años se incrementó más de 100% con respecto a los niveles del año pasado, mientras que el tipo de cambio se disparó hasta 25 pesos por dólar, borrando las ganancias de inicio de año.

El deterioro en los indicadores de tipo de cambio y CDS nos decían que se avecinaba una fuerte salida de capitales. Tal es así, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una salida de flujos acumulada de 15.4 billones de dólares en el mercado de valores gubernamentales entre finales de febrero y principios de julio. El impacto de la pandemia sobre la inversión de cartera ha sido claro, pero ¿qué se puede esperar en los siguientes meses?

Considero que la reapertura gradual de la economía y la expectativa de un repunte en el segundo semestre podrían resultar en una recuperación desde el punto de vista de la inversión de cartera. De hecho, los indicadores de riesgo y el tipo de cambio ya han recuperado terreno, y las expectativas de organismos internacionales, como el Instituto Internacional de Finanzas, son de un repunte en los flujos de capitales hacia economías emergentes, tanto en renta variable como en renta fija.

Cabe destacar que, en mi opinión, esto no bastaría para contrarrestar la pérdida en inversión de cartera que ya se ha dado porque la incertidumbre en torno a la pandemia seguiría latente, así como el efecto final sobre la economía y las finanzas públicas.

En segundo lugar, el punto de vista estructural es más importante para entender el comportamiento de la inversión extranjera directa (IED). En este aspecto, México cuenta con fortalezas que se han construido a lo largo de los años, como un Banco Central autónomo con un elevado grado de credibilidad, un nivel adecuado de reservas internacionales, la línea de crédito flexible del FMI, una posición externa sostenible y más recientemente la entrada en vigor del Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que ayudó a eliminar la incertidumbre respecto a la evolución del comercio en la región norteamericana.

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En contraste, los puntos débiles se relacionan con temas de gobernabilidad como la estabilidad política, la certidumbre para los negocios, el estado de derecho, la corrupción, entre otros. La percepción generalizada es que estos se han deteriorado, quizá dándole un beneficio a las políticas del gobierno, podemos esperar una mejora en los índices relacionados con la corrupción, pero ciertamente el país luce peor a nivel de estabilidad política, violencia y estado de derecho.

Son justo estas situaciones las que explican en mayor medida la disminución de 3.2% en los flujos de IED en 2019. Un ejemplo es el deterioro en las condiciones de inversión relacionadas con la construcción ante la dificultad para obtener permisos. Esto contribuyó a la caída de México en el ranking de la encuesta Doing Business 2020, del lugar 54 al 60, por debajo de Chile.

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Es aventurado pensar que el T-MEC será capaz por sí mismo de mejorar los flujos de IED en 2020, sobre todo porque el tema dominante es la pandemia; así que, considerando una mayor debilidad estructural, la lógica nos dice que la IED también disminuirá en 2020.

Para el siguiente año, todo dependerá de un cambio en las políticas de gobierno que permita fortalecer los elementos institucionales que se han debilitado; también será importante observar el impulso que pueda empezar a generar el T-MEC en algunos sectores y, por supuesto, del estatus en ese momento de la pandemia, particularmente si se consigue una vacuna.

Nota del editor: Jordy Juvera es Licenciado en Economía por el ITAM. Actualmente es Asociado Senior de Economía en HR Ratings y cuenta con experiencia en el sector público, así como en investigación económica y en el mercado de capitales. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones presentadas son responsabilidad del autor y no necesariamente coinciden con las de HR Ratings.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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