Además de la disminución anual en la IED, un factor preocupante es que del total que entró al país en los primeros 6 meses de 2020, sólo 16.9% provino de nuevas inversiones – aquellas realizadas por primera vez por inversionistas extranjeros que se establecen en México –, mientras que 53.5% se hizo mediante reinversión de utilidades que no se distribuyen como dividendos en las empresas extranjeras y se usan para aumentar los recursos del inversionista en México.
El 29.5% restante de la IED se compuso de cuentas entre compañías en el periodo, que incluyen préstamos o pagos de las compañías extranjeras a sus filiales en México. Esta composición contrasta con la observada en los primeros 6 meses de 2019, cuando 23.9% de la IED procedió de inversiones nuevas, 75.6% de reinversiones y sólo 0.5% de cuentas entre compañías.
La disminución en la cantidad de nuevas inversiones provenientes del extranjero no sólo se da en el contexto de la crisis por COVID-19, sino en un entorno de incertidumbre para las inversiones en México.
Medidas del gobierno como la cancelación del NAIM, la suspensión de una planta cervecera en Baja California y la controversia en los contratos de gasoductos, entre otras, se han reflejado en las caídas recientes en la inversión del país: la inversión fija bruta total en México ha mostrado caídas anuales por 16 meses consecutivos, una situación que precede a la crisis causada por la pandemia.