El problema es que la visión de los bancos centrales sobre la inflación está limitada a un fenómeno macroeconómico (estructural y monetario) que enfrenta múltiples riesgos, que pueden hacerse efectivos, o bien, disiparse. En términos generales, este enfoque es el que lidera las decisiones de política monetaria de las juntas de gobierno.
El inconveniente con esta visión, limitada al aspecto macro, es que nunca se llega a entender la inflación a profundidad, lo que impacta en la toma de decisiones de política monetaria y en la inflación misma.
Si se rebasa consistentemente el objetivo de inflación en épocas de contracción económica, la economía enfrenta la pérdida del poder de compra de la moneda y del bienestar de los consumidores.
La visión completa de la inflación
En la realidad la inflación tiene dos aristas, una macroeconómica y otra microeconómica, en partes iguales.
La parte micro es la que no se analiza en su totalidad o se da por sentada con la recopilación de precios que se realiza para generar el índice de precios.
Sin embargo, en su origen, la inflación es un fenómeno comercial altamente dinámico. Los comercios minoristas establecen objetivos de ganancias en el corto plazo a través del juego de los precios.
Estas dinámicas de los precios son ignoradas por los bancos centrales y por los índices inflacionarios, que más bien son rígidos, porque resultaría muy complejo entenderlas y estimarlas.