El comercio electrónico se integra de distintos canales digitales
La manera en que las muchas instituciones financieras están abordando esta situación, es orientando los procesos de negocio y sistemas informáticos hacia una nueva evolución del enfoque al consumidor final, conocido actualmente como “customer centricity”, donde los modelos operativos y tecnologías emergentes conviven para ofrecer un mejor servicio, a un menor costo y con una reducción importante del riesgo. Sin embargo, todo esto conlleva retos, particularmente para las instituciones financieras:
Primero, proteger al cliente: Existe una necesidad a nivel industria por realizar operaciones y contratación de productos financieros a distancia para atraer clientes, recuperar cartera y transaccionalidad, este reto se enfrenta con tecnologías como la tokenización, esquemas avanzados de encriptación, biometría del comportamiento y autenticación 3D secure, entre otras, todo apegado a estándares como el PCI y otras mejores prácticas de la industria.
Segundo, mantener al cliente: La interoperabilidad de los datos con esquemas como el open banking, que está incrementando su adopción y competencia a nivel internacional, asegurando cierto grado de portabilidad de datos al cuentahabiente, lo que se contrapone con la idea tradicional (y en algunos casos equivocada) por mantener la “lealtad” de un cliente.
Tercero, entender al cliente: El incremento exponencial en la generación y resguardo de datos en el sector permite, cada vez con mayor precisión, comprender el comportamiento de los clientes a través de la utilización de tecnologías como big-data y la aplicación de avanzados modelos de análisis que facilitan a las instituciones financieras entregar productos y servicios más personalizados para sus clientes, mejorando su experiencia de uso.
El primer frente de la nueva economía está siendo rápidamente ocupado por las nuevas generaciones, nativas de los ecosistemas digitales, por lo que es muy probable que los pagos electrónicos pronto se conviertan en un elemento fundamental en nuestro ecosistema financiero.
Por ello estos retos representan las nuevas condiciones con las que los sistemas de pago serán probados y cómo serán evaluadas las empresas en la agilidad con la que los adoptarán. Sin duda, este escenario presenta oportunidades únicas donde nuevos participantes asumirán un rol protagónico en la industria, mientras que algunos otros permanecerán e incluso acrecentarán su rezago tecnológico, con todo lo que ello implica.
Nota del editor: Alejandro Morales es director general de Prosa. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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