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Cuánto cuesta la exclusión: Oportunidades LGBTQIA+

Cuánta falta hace que hoy se cultive ese simple pero profundo principio, como vehículo de renovación y reconciliación, opina Rodrigo Villar.
mié 23 septiembre 2020 01:00 AM

(Expansión) – Existen encierros mucho más lesivos para la salud social que el confinamiento obligado por una pandemia. Me refiero a la cerrazón basada en prejuicios, miedo o intolerancia. Al costo del rechazo y la exclusión, que no sólo limita o empobrece a los grupos marginados, sino a todos.

En cambio, es impresionante cuánto puede enriquecernos, individualmente y al mundo entero, la apertura y el encuentro con la diversidad, y definitivamente incluyendo el aspecto económico: la inclusión, además de justicia social, puede ser un gran negocio. A fin de cuentas es la oportunidad de crecimiento más a la mano. La inclusión financiera es un ejemplo perfecto de ello.

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Se trata de una de las áreas de mayor empuje y creatividad de la inversión de impacto porque cumple cabalmente con sus dos valores esenciales: como gran palanca de progreso social y, al mismo tiempo, una de las inversiones más rentables y de mayor proyección. ¿Por qué? De entrada, porque contribuye a activar fuerzas de demanda y oferta latentes, mercados bloqueados y nichos de emprendimiento listos para florecer con el poderoso fertilizante del crédito y lo que éste significa, desde su etimología, como confianza.

Cuánta falta hace que hoy se cultive ese simple pero profundo principio, como vehículo de renovación y reconciliación.

Afortunadamente, en estos tiempos donde campea la polarización y dificultades económicas, lejos de retraerse y encerrarse, ese enfoque está dando pie no sólo a muy oportunas iniciativas de solidaridad social, sino a algunas de las opciones más prometedoras de inversión. El caso de la comunidad LGBTQIA+ es ejemplo perfecto en este sentido, y desde el movimiento de la inversión de impacto podemos dar fe testimonial al respecto.

En febrero organizamos el primer panel y una ronda de lanzamientos de planes de negocio centrados en las necesidades de esta comunidad o liderados por emprendedores LGBTQIA+ en el Foro Latinoamericano de Inversión de Impacto, en Mérida, Yucatán.

A partir del interés que encontramos tanto en ese sector como en el movimiento de impacto y entre inversionistas, promovimos una segunda convocatoria en mayo, en formato webinar, en el FLII Home, coordinada por nuestra amiga Myrtille Danse, Directora Regional para América Latina de Hivos, la agencia de cooperación internacional de Holanda, que trabaja en pro de los derechos sexuales y la diversidad desde hace medio siglo.

Nuevamente, fue extraordinario constatar cómo el diálogo en la diversidad abre la mente, multiplica perspectivas y enriquece las redes de contactos cuantitativa y cualitativamente. Todo ello está en el origen de un programa como Financiación Diversa, recién lanzado por la Federación Mexicana de Empresarios LGBT+ y Viwala, financiera especializada en capital de impulso para empresas con propósitos sociales y ambientales y perfil de negocio.

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Cómo impulsar la inclusión en las empresas tras la pandemia | #CómoReactivarMéxico

La causa es muy concreta: los obstáculos de acceso que encuentra esta comunidad, y en particular sus empresari@s, a los sistemas y los servicios financieros convencionales.

No estamos hablando de barreras imaginarias, a las que se pueda dar fácilmente la vuelta ante la realidad social vigente. Pensemos, por ejemplo, en una pareja trans que busca fondeo para su negocio. Financiación Diversa precisamente busca apoyar a este tipo de empresas y personas físicas con actividad empresarial LGBTQIA+ con un producto financiero a la medida.

Los únicos requisitos son demostrar un impacto objetivo positivo y viabilidad de negocio. A partir de ello, se opera con un modelo de crédito basado en la flexibilidad de ingresos. El pago de capital e intereses depende directamente del desempeño financiero real, algo crucial en periodos donde la falta de liquidez se convierte en una de las principales causas de quiebras.

La razón de negocio del programa es tan concreta como la necesidad a cubrir: se sustenta un vasto universo de empresas rentables, en crecimiento o en proyecto. Para hacerse una idea de la promesa de la inclusión financiera en este sector, como en tantos otros, basta con ponderar, en sentido inverso, cuánto cuesta la exclusión sobre un sector en el que podría inscribirse el 10% de la población mundial, según investigaciones científicas como las del estadístico británico David Spiegelhalter.

El Proyecto Libres e Iguales de la ONU ha resumido bien la terrible factura. Dos tercios la juventud LGBTIQ sufre acoso escolar, lo que presiona la deserción escolar. Miles, por rechazo familiar, acaban viviendo en las calles. El 20% reporta discriminación en el trabajo. Son tragedias individuales y para la sociedad, una destrucción colosal de potencial humano. En valor económico equivaldría al PIB de la India.

Aquí hay una causa justa y racionalidad económica. La fórmula de la inversión de impacto. Según LGBT Capital, firma enfocada al potencial de consumo e inversión del segmento, este es un mercado de al menos 371 millones de personas de más de 15 años, cuyo poder de compra pasa de 3,600 billones de dólares anuales (millones de millones). En México, más de 6 millones y capacidad de gasto superior a 60,000 millones de dólares.

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Aquí hay consumidores con muchas necesidades aún no cubiertas, pero también madera empresarial de extraordinaria calidad. Inmenso potencial de inversión que puede soportarse tanto en métricas financieras como de avance en prioridades tanto de esta comunidad como de la sociedad en su conjunto: visibilidad, concientización, reivindicación de derechos, nuevas prácticas sociales, desarrollo de productos y servicios.

Son oportunidades listas para materializarse si hay disposición para salir de ese tipo de encierros que no son obligatorios ni mucho menos necesarios, sino limitaciones autoimpuestas.

Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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