Y es que hoy más que nunca las empresas líderes están poniendo el foco en la protección de la salud y bienestar de sus colaboradores. Los motivos de esta tendencia son claros: afrontar con mejores recursos las consecuencias derivadas de la crisis sanitaria y económica del COVID-19, además de impulsar el rendimiento de sus empleados durante la previsible recesión económica.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), solo en el primer mes de la crisis generada por la pandemia de COVID-19 los ingresos de 16.7 millones de hogares en México fueron afectados. Consideremos que en tres de cada 10 viviendas al menos un integrante de la familia perdió su empleo y/o ha tenido reducciones salariales. Asimismo, una encuesta de Mercer señala que el 63% de los responsables de recursos humanos prevén un estancamiento de los sueldos.
Si bien vivir con presiones económicas ya era una de las principales causas de estrés de los trabajadores, dado el contexto, éstas se han ido e irán incrementando día a día. Ya sea por despidos, por bajas salariales —o la pérdida de un ser querido, en los casos más graves—, la disminución de ingresos en los hogares es una realidad que las empresas no pueden pasar por alto y que, como parte del compromiso con sus colaboradores, y en la medida de sus posibilidades, deberán atacar incorporando estímulos para que puedan salir adelante en estos tiempos de incertidumbre, cuyos estragos ya estamos percibiendo.
Pero, como empleador, ¿qué podemos hacer para ayudarlos?
Darles herramientas para el mejor manejo de sus recursos, impartirles cursos para fortalecer sus conocimientos financieros, otorgarles beneficios que los empoderen al permitirles tener acceso a su salario en el momento que lo necesiten, ayudarlos con los gastos “extra”, como el pago de la luz e Internet, que han tenido que solventar desde el trabajo en casa; son tan solo algunos ejemplos de los apoyos que las empresas pueden dar a sus colaboradores para enfrentar sus obligaciones financieras en la nueva normalidad y disminuir el estrés que esto conlleva.
OPINIÓN: La vieja normalidad y su disfraz de abuelita
A pesar de que la ecuación no es fácil, la creatividad y eficiencia de las áreas de recursos humanos serán elementos clave para afrontar los retos que plantea este escenario. En este contexto, además, será importante evaluar los paquetes de beneficios para conservar aquellos que se ajusten a la nueva normalidad e incorporar aquellos que se han vuelto prioritarios para la tranquilidad y bienestar de sus trabajadores.