El gobierno de México recorta el 50% de recursos para docentes en plena pandemia
4. Tú: como madre o padre de familia sabes exactamente cómo están las cosas en casa. Sacar adelante tu negocio o conservar tu empleo, más las labores domésticas, más los cuidados para evitar el contagio, más la sobrecarga de ayudar a tus hijos e hijas con las tareas escolares es agobiante. Sí; ni en el peor escenario de película apocalíptica hubiéramos imaginado algo así.
Con la situación económica es natural que pienses bien en qué inviertes cada peso y quizá te cuestiones si conviene seguir pagando la colegiatura pero piensa en esto: la mejor herencia que le puedes dejar a tus hijos es una buena educación. No quiero decir que la educación pública no sea buena. Sólo creo que si puedes ayudar a que las industrias actuales se mantengan, más favoreces la reactivación económica. Si aún está en tus posibilidades seguir pagando la colegiatura, hazlo.
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Si sacas a tu hijo de ese colegio, con la intención de volverlo a inscribir cuando se reanuden las clases presenciales, quizá para esas alturas, con una matrícula tan baja, ese colegio ya habrá desaparecido por no haber podido mantener sus gastos fijos.
Además, se calcula que muchos estudiantes dejarán instituciones privadas para ingresar a las aulas de las escuelas públicas.
Piensa en el desafío que le estás dejando a los maestros de las instituciones públicas con una matrícula tan alta.
Considera tu contribución al colegio de tus hijos no sólo como una forma de aportar a la felicidad de tu hijo sino también como un acto bondadoso que demuestra tu preocupación por los demás. Acciones como esta te aleja de actitudes egocéntricas o de victimización, y te permite interactuar de forma más solidaria con tu entorno y por tanto, aumenta tu bienestar.
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En resumen, los diferentes actores involucrados en la educación privada deberán enfocar su resiliencia hacia: los directivos, implementar estrategias para generar un aprendizaje significativo a pesar de las circunstancias; los docentes, hacer uso de su creatividad en su día a día; tú, mantener tu solidaridad hacia el colegio en la medida de tus posibilidades; y tus hijos/as, no cargar con preocupaciones que no les corresponden y mantener la esperanza de que cada día falta menos para volver a estar con sus amigos.
Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook (adrianacastromx). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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