La pandemia representa el epitafio del ‘entorno VUCA’. No estamos frente a una inestabilidad pasajera. La situación no es inestable, es caótica. Los cálculos que podamos tener son impredecibles, no hay ninguna garantía de que pueda llegar al resultado esperado. Para muchos, pensar en el largo plazo es inútil, pues no saben cómo saldrán de la pandemia, si es que salen. Imaginarse el futuro es inquietante.
¿Cómo demonios enfrentar esta realidad? Los consultores de negocios insisten en la pertinencia de revisar tendencias, KPIs, en planear con base en tres o más escenarios. Algunos, recomiendan tener claro a dónde puedes llegar en los próximos tres meses para después adaptarte a lo que se presente. Otros, creen que la clave está en dejar de preguntarse qué cambiará en el futuro y enfocarse en lo que no va a cambiar.
Pero no le demos vueltas. La única constante es el cambio. Va una recreación: un bote en medio del mar que enfrentaba olas de tres metros de altura, ahora, tiene que sortear olas tres, cuatro, cinco veces más altas. ¿Cuál será el plan de los tripulantes para llegar a tierra firme? ¿Sobrevivirán?
Los líderes de empresas enfrentan algo similar y por ello deben aprovechar la turbulencia como un detonante para innovar, tener presente el objetivo, pero sobre todo los diferentes caminos que pueden tomar para alcanzarlo. Así, es posible que del punto A no tengan que pasar al punto B, sino al C o al D. Como el bote en la tormenta, tener varias rutas de salida para llegar a su destino.
La pandemia está sentando las bases de un nuevo entorno. El fin de VUCA, TUNA aún puede ser aplicado pero ya está aquí la irrupción de BANI, que da cuenta de un mundo frágil (brittle), ansioso (anxious), no lineal (non-linear) e incomprensible (incomprehensible).
La globalización ha demostrado que el colapso de un país puede causar un efecto dominó en otras regiones, lo que demuestra la fragilidad del planeta. Ya es muy común sentir la necesidad de permanecer actualizados con las noticias, lo que alimenta la ansiedad. La pandemia, a su vez, nos está demostrando un sistema no lineal pues hay un largo desfase entre el origen del virus y sus efectos totales, al tiempo que ya es cosa de todos los días presenciar hechos ilógicos y sin sentido, absolutamente incomprensibles.