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En ciencia, tecnología e innovación, ¿quién debe tocar la puerta de quién ahora?

La creación y el crecimiento de empresas con alto potencial son vitales para la sofisticación y diversificación de la economía, así como para la generación de empleo, apunta Juan Alberto González.
mar 13 octubre 2020 11:59 PM

(Expansión) – La historia de la innovación nace en la búsqueda del ser humano de afrontar y superar desafíos en la lucha por la supervivencia.

En términos empresariales, la supervivencia de las empresas depende de su capacidad para crear y visualizar ventajas competitivas; por tanto, una empresa debe ser innovadora y capaz de generar una gama de oportunidades que las conduzcan a la sostenibilidad.

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Esta búsqueda por la innovación suele ser más común y necesaria de lo que muchos pueden imaginar; por ejemplo, al revisar el ranking de las 500 empresas más grandes del mundo (por facturación y valor de cotización accionaria) en dos periodos 1955 y 2015, se observa que, después de 60 años, solo 12% de las empresas (61), aparecen en ambos periodos; el gran dilema de las empresas es: ¿cómo mantenerse como una empresa innovadora?

La creación y el crecimiento de empresas con alto potencial son vitales para la sofisticación y diversificación de la economía mexicana, así como para la generación de empleo formal y de calidad.

Hoy no se compite ni entre países ni por productos; la tendencia global es hacia la competencia por cadenas de valor. Es importante ampliar los espacios de colaboración en educación, investigación e innovación para permitir el flujo de conocimiento hacia la industria nacional e identificar sectores estratégicos entre las cadenas productivas y en las áreas de ciencia y tecnología.

Ante la desaparición de los fideicomisos que apoyaban las actividades científicas y tecnológicas, se abre una nueva posibilidad para que los centros de investigación y universidades, tomen una actitud proactiva hacia la búsqueda de proyectos conjuntos con la industria, resaltando la oferta tecnológica y de capacidades para la gestión de innovación que se ha construido en el sistema de ciencia y tecnología a lo largo de más 50 años de su existencia.

La apuesta es contribuir al desarrollo de soluciones para afrontar problemáticas comunes de orden regional y nacional que afectan tanto a las empresas como a la sociedad.

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Algunas pautas son:

- Vincular la infraestructura de laboratorios de las universidades y centros de investigación con las necesidades y proyectos de investigación y desarrollo tecnológico de las empresas; reconociendo como punto de partida un problema técnico en el ámbito industrial, para luego resolverlo teóricamente.

A su vez, en el recorrido del camino, empresarios e investigadores, podrían beneficiarse de procesos de intercambio y aprendizaje colectivos, sobre gestión tecnológica y gestión de la innovación.

- Identificar sectores estratégicos y vocaciones estratégicas estatales y regionales, para vincularlos con las capacidades científicas y tecnológicas de los centros de investigación y las universidades, para promover la participación conjunta en temas de investigación, desarrollo tecnológico e innovación.

- Impulsar un sistema de educación superior que haga coincidir la formación de conocimientos y habilidades con las demandas de una economía de ritmo rápido y desafiar a nuestros estudiantes a formarse más allá de los recursos ofrecidos en las aulas.

- Acelerar el desarrollo conjunto de tecnologías que podrían aumentar la productividad y reducir la carga de la actividad económica sobre el medio ambiente local.

- Un reflejo de apuntar las capacidades tecnológicas del país a las necesidades reales de las empresas, debiese traer como consecuencia su voluntad por compartir el costo de la investigación y el desarrollo tecnológico.

- Estimular las innovaciones que impulsarán el crecimiento económico, para lo cual también se requieren mecanismos privados de inversión para la investigación y experimentación, para crear un entorno propicio para la innovación.

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- Impulsar la investigación y el desarrollo privados a través de las asociaciones público privadas de investigación y otros mecanismos para acelerar el acercamiento de la tecnología al mercado.

- Impulsar que los centros de investigación se vinculen con las pequeñas y medianas empresas, para facilitar el acceso a las innovaciones técnicas y a la creación de capacidades tecnológicas nacionales.

- Impulsar la adopción de nuevas tecnologías; asegurar que todas las empresas mexicanas tengan fácil acceso a la tecnología existente, es una prioridad, las nuevas tecnologías de fabricación y métodos disponibles, pueden dar lugar a importantes mejoras en la calidad del producto, el costo y el tiempo de salida al mercado. El problema es particularmente agudo, pues pequeñas y medianas empresas todavía están utilizando la tecnología originada hace más de 50 años.

Hacer uso del acceso a la información tecnológica contenida en los documentos de patente, es una opción posible en virtud de la existencia de bases de acceso abierto, las cuales permiten efectuar análisis históricos de trayectorias tecnológicas y comparaciones industriales, nacionales o mundiales; el uso de las patentes como indicador de capacidades tecnológicas puede conducir hacia la innovación.

Debemos de movernos en una nueva dirección que reconozca que la tecnología debe jugar papel fundamental en el fomento y el mantenimiento del crecimiento económico a largo plazo, que instaure empleo de calidad y proteja el medio ambiente.

Invertir en ciencia y tecnología es invertir en el futuro de nuestra sociedad. México necesita una economía en crecimiento, que brinde opciones para la creación de empleos con salarios altos para los trabajadores, un medio ambiente más limpio, donde la eficiencia energética aumente los beneficios y reduzca los impactos negativos, un fuerte sector empresarial más competitivo donde la innovación técnica puede florecer y donde la inversión apoye el aprovechar la tecnología para que mejore la calidad de vida de la población y fortalezca la economía del país.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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