Así será la batalla legal por la presidencia de Estados Unidos
Responsabilidad democrática y solidez institucional
A pesar de las declaraciones de Trump sobre el fraude, la verdad es que sólo ha encontrado eco en minorías activadas de sus seguidores cuyas protestas y manifestaciones públicas han sido más bien menores hasta ahora.
Venturosamente, el conflicto social ha sido hasta ahora más bien contenido y no se han presentado manifestaciones de fuerte violencia como en algunos casos se estimaba. De lado de Biden –confiado en una victoria estrecha, pero triunfo al fin- ha seguido el perfecto libreto del candidato que se sabe ganador, que va a defender con firmeza su triunfo, pero que ha tenido una actitud responsable y moderada, en una tensa paciencia.
Lo que ha sido una agradable sorpresa es el papel que han jugado los grandes consorcios televisivos. En ausencia de autoridades electorales que den al final de la jornada resultados oficiales, son las televisoras las que van cantando los resultados por estado. En esta ocasión, han sido particularmente cautas en definir resultados a pesar de las conocidas filias y fobias que tienen respecto a los candidatos y sus partidos.
El otro aspecto importante es la actitud que en general han asumido respecto al mensaje de Trump -plagado de mentiras y alegatos sin sustento sobre el robo de la elección- de no haber hecho eco o que abruptamente lo desestimaron, a pesar de estarse transmitiendo en vivo.
La buena noticia aquí es que la robustez del sistema institucional en Estados Unidos es de tal fortaleza que ha permito –por ahora- resolver los conflictos que se han presentado. La apuesta es que se mantenga lo suficientemente sólido para sortear los embates que le seguirá haciendo Trump en las complejas semanas que le quedarían de gobierno. Claro está, de confirmarse lo que hasta ahora parece un triunfo de Biden.
Profundidad en la grieta
A este proceso político le quedan aún importantes definiciones. Faltan tres semanas para la oficialización de los resultados; que el Colegio Electoral confirme en diciembre el sentido de la votación. Trump no se va a detener en tocar puertas judiciales para revertir lo que hasta ahora es un resultado parcial que favorece a Biden.
Falta, no menos importante, que los resultados –también aún en suspenso- de la elección del Congreso perfilen que el próximo presidente tendrá un gobierno dividido.
Lo que es un hecho es que al haberse presentado una elección tan cerrada, la polarización del país se incrementará. No conviene al gobierno entrante que el resultado electoral haya sido tan estrecho.
Quedará la peligrosa sensación de que se trató de un empate, y que la pelota que pegó en la red terminó cayendo por gravedad en un lado de la cancha. Pero el país que tendrá un nuevo gobierno, y Congreso en el arranque de 2021, llevará como sello de arranque la polarización impulsada por Trump.
Ahí está el primer desafío por desmontar: el legado destructivo de Trump.
Nota del editor: Horacio Vives Segl es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano (Argentina). Síguelo en Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.
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