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'Inveterata consuetudo' en el sector energético

En el sector energético, son varios los choques frontales entre lo que se dice en la 'Guía Moral para la Transformación de México' del gobierno y lo que realmente ocurre, dice Claudio Rodríguez-Galán.
vie 04 diciembre 2020 11:59 PM

(Expansión) – Pocas fuerzas son tan impresionantes como la del comercio, decía el gran tratadista mercantil inglés Roy Goode.

Desastres naturales o guerras pueden acontecer y, de alguna forma, los comerciantes encontrarán la forma de hacer negocios, sentenciaba Goode con razón.

En lo personal, siempre me ha llamado la atención la forma en la que las costumbres –y en concreto las costumbres mercantiles, es decir, la conducta cotidiana de los comerciantes a nivel nacional o mundial– son tan poderosas que luego se tornan ley (“lex mercatoria”).

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De ahí han surgido las Leyes Modelo Uncitral, los Términos Internacionales de Comercio Internacional (Incoterms), los Uniform Commercial Practices (UCP) y muchas otros cuerpos nacionales e internacionales. Todo eso lo expongo en mi libro “Derecho de los Negocios Internacionales” (Editorial Porrúa).

Ahora bien, para que eso ocurra, las conductas, actividades y costumbres mercantiles tienen que cumplir con dos requisitos fundamentales: primero, la comunidad tiene que opinar y consensuar que es necesaria y deseable su regulación (“opinio iuris sive necessitatis”); y segundo, dicha conducta, actividad o costumbre tiene que tener una reiteración, coherencia, cohesión y lógica en el tiempo (“inveterata consuetudo”).

¿A qué viene esto? Hace unos días el Gobierno federal publicó lo que denominó la “Guía Moral para la Transformación de México”.

No existe mexicano de bien que no aplauda el que se pretenda establecer bases para una convivencia nacional, y que procure la creación de un mejor país con desarrollo, oportunidades, trabajo bien remunerado, salud, libertad, justicia, Estado de Derecho y protección al medio ambiente.

La “opinio iuris sive necessitatis” del documento está satisfecha.

Desafortunadamente, para que los lineamientos de conductas públicas, privadas, sociales, económicas, comunitarias y empresariales tengan arraigo y dejen de ser documentos de buena fe para convertirse en un marco coercible moral o legal, se requiere de la “inveterata consuetudo”, es decir, debe tener una reiteración, coherencia, cohesión y lógica.

De no tenerlo, será solo un panfleto.

En el sector energético son varios los choques frontales entre lo que se dice en dicho documento y lo que realmente ocurre. El gobierno, como parte de la sociedad en su calidad de gobernante, exige al gobernado algo que en la práctica el primero no pone en práctica.

Pongo al sector energético como marco de referencia.

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Algunos ejemplos:

- Del respeto a la diferencia. Evitemos imponer “nuestro mundo” al mundo de los demás. De acuerdo, se debe evitar la imposición de proyectos bajo una visión setentera sin sentido técnico ni ambiental, y políticas ideológicas de dudosa confección técnica, financiera y legal. Para evitar imponer ideologías y mundos propios se tenían órganos reguladores independientes.

- De la redención. No se debe enfrentar el mal con el mal. Absolutamente de acuerdo, desafortunadamente, es la definición perfecta de la política energética actual.

- De la igualdad. La buena ley debe moderar la opulencia y la indigencia; no puede haber trato igual entre desiguales. Opulencia es Dos Bocas, por ejemplo. El no tratar igual a los desiguales se llama despacho económico –que buscan eliminar–. No se pueden comparar las renovables con la generación a partir de carbón. Qué bueno que lo reconocen.

- De las leyes y la justicia. Al margen de la ley nada, por encima de la ley nadie. Todo por la razón y el derecho, nada por la fuerza. Genial, una duda: ¿incluye un Poder Legislativo a modo y sumiso, así como las políticas de Rocío Nahle, secretaria de Energía, contrarias a la Constitución Política? La razón incluye escuchar, entender, discutir y considerar lo que en 24 meses el sector energético ha querido exponer sin éxito, ¿o me equivoco?

- De los acuerdos. Los compromisos se cumplen. ¡Claro!, incluyendo los contratos de la reforma energética y el marco regulatorio en el cual confiaron inversionistas para crear miles de empleos en México. Incluyen también los acuerdos y compromisos internacionales de México en materia de cambio climático y transición energética.

- De los animales, las plantas y las cosas. Al cuidar el aire, el agua, la tierra, las plantas, los animales, las cosas, nos cuidamos todos. Sugerimos humildemente cuidarlos no habiendo deforestado 200 hectáreas de mangle en Dos Bocas sin Manifestación de Impacto Ambiental; sugerimos promover las energías renovables no generando energía eléctrica con carbón y no talando selva para el Tren Maya que funcionará con diésel.

Si entre lo escrito y la práctica no hay coherencia, cohesión y lógica, no se estará nunca satisfaciendo la “inveterata consuetudo”. Sin dicho elemento, las conductas, decisiones, ideologías, arrogancia y errores en el sector energético usado como ejemplo, sentenciarán a la Guía al nivel de un panfleto. Otros ejemplos con certeza existen.

Ya habrá gobiernos coherentes que le den la razón a Roy Goode.

Nota del editor: Claudio Rodríguez-Galán es Socio de la Práctica de Energía de Thompson & Knight. Está clasificado como un “Abogado Líder en Energía”, mexicano y global, por varias publicaciones internacionales, incluyendo Global Chambers, Chambers & Partners, Legal 500 y Who’s Who Legal. Claudio tiene más de 18 años ininterrumpidos ejerciendo el Derecho Energético. Es Maestro y Candidato a Doctor en Derecho. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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