Revancha demócrata
Los reacomodos políticos en la recta final del gobierno dejan a los demócratas en una posición inmejorable para limitar el abanico de opciones políticas y neutralizar a Trump a futuro. A diferencia del Ucraniagate que dio origen al primer intento de impeachment y donde un férreo escudo republicano legislativo en el Senado impidió que se concretara, ahora el escenario es muy distinto.
Diez congresistas republicanos votaron el 13 de enero con el bloque demócrata para que avanzara el juicio político al Senado. Además, Joe Biden asumirá la presidencia con mayoría en las dos cámaras del Congreso.
La torpeza de Trump de azuzar a sus huestes que provocó el asalto al Capitolio -con un saldo de seis personas fallecidas, una de ellas dentro del recinto parlamentario- fue utilizada como razón suficiente para que los demócratas detonaran un segundo juicio político. Es una obviedad que en la escasa semana que resta para la conclusión de la administración Trump, no hay las condiciones posibles para concluir el juicio.
Ante el escenario inédito de tener un juicio político a escasos días de concluir el gobierno, cobra relevancia de debate si hay materia y condiciones para continuarlo una vez que termine la administración, dado que el propósito primario es justamente, separarlo del cargo, que está a punto de expirar. Está también el muy remoto escenario de una renuncia de Trump, alegando un proceso viciado o injusto para evitar la confirmación de una inminente destitución.
La ley y el orden
La estrategia demócrata fue acertada porque ataca a Trump en varios frentes: lo expone como una amenaza a la Constitución, la democracia y la seguridad nacional; pone los incentivos correctos para erosionar el férreo respaldo legislativo republicano y más importante aún, establece la ruta para inhabilitarlo para que en el futuro no pueda postularse a cargos públicos, esto es, evitar la búsqueda de una nueva presidencia en las elecciones de 2024.
Para confirmar la destitución se requieren de la mayoría calificada de dos tercios (67 senadores), mientras que para la inhabilitación con la mayoría absoluta de 50 senadores sería suficiente. Con la nueva legislatura, con mayoría demócrata en el Senado y presidida por la vicepresidenta Kamala Harris, el escenario de la proscripción para buscar una nueva presidencia deberá confirmarse.