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Un año inmejorable para invertir

Las condiciones son únicas, tanto para prestar como para pedir prestado para crecer. Simplemente, hace sentido. Desde luego, siempre que haya visión y sentido de oportunidad, opina Rodrigo Villar.
vie 15 enero 2021 05:00 AM

(Expansión) – El 2021 se presenta con ciertas tendencias y oportunidades que pueden dar pie a uno de los periodos más fecundos que se hayan conocido para el emprendimiento y las inversiones. Si el año del COVID-19 sorprendió con un balance final bastante aceptable en los principales mercados, arrancamos éste con buenos fundamentos para el optimismo y el crecimiento. Desde luego, no para todos, pero, en última instancia, eso depende de que haya visión y sentido de oportunidad, lo mismo para un inversionista que para un país.

En el caso de la inversión de impacto, que en 2020 superó con creces el dinamismo de 2019, esperamos su paso franco del estatus de nicho a asumir el rol que le corresponde en los mercados.

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Hay seis circunstancias y una promesa alentadora que conforman esta mezcla ideal y sin precedentes. En la parte macroeconómica, 1) viene una recuperación robusta en gran parte del mundo, 2) la tracción de una intervención fiscal y monetaria histórica y 3) tasas de interés ultra bajas por un buen rato.

Por el lado de los fines, en la microeconomía y los móviles de la inversión y su financiamiento, 4) aceleración de la revolución digital, 5) aceleración de la revolución de la inversión de impacto y 6) consolidación del marco financiero para el cambio climático.

La promesa: con el cambio de gobierno en Estados Unidos, la esperanza de una mejora en el entorno político y su réplica en otros países, en la perspectiva de que se puedan abordar con sensatez, responsabilidad y sinergias los desafíos y las tensiones sociales, económicas y ambientales de nuestro tiempo.

En esta oportunidad nos concentramos en el primer bloque: por qué éste puede ser un año formidable para invertir y obtener financiamiento para crecer, innovar y renovarse.

Lamentablemente, México, como país, podría dejar pasar la ocasión, en la medida en que subsista una visión y una gestión económica ideologizada, divisiva y, sobre todo, poco realista y práctica desde el poder político. No obstante, para inversionistas, empresas e individuos, el que su gobierno mire al porvenir con las ideas de hace 50 años no es pretexto para hacer lo mismo y quedarse en el andén.

Reactivación en V

Quizá no en México, donde la pandemia nos sorprendió ya en desaceleración por causas internas, pero en buena parte del mundo se espera un rebote sólido y casi en automático conforme avance el proceso de vacunación. De entrada, porque la recesión no la causó alguna distorsión estructural en la economía, como en 2008, sino que fue una interrupción por un choque extraeconómico.

El consumo y las actividades productivas deberían reactivarse rápidamente a partir del segundo semestre o antes. Esa ha sido la apuesta de los mercados y por eso el rebote en Wall Street desde marzo: porque generalmente se anticipan y no necesariamente coinciden con los ciclos económicos. Además, hay otros motores: sectores disruptivos en auge, China creciendo, dinamismo manufacturero en Estados Unidos con la relocalización en las cadenas de suministro y repunte de la productividad gracias a las nuevas tecnologías.

Los programas de estímulos masivos están funcionando y han mitigado el daño

La inyección fiscal en la economía estadounidense llega a 3.5 billones de dólares y el gobierno de Biden iría por más, ya con mayoría bicameral para facilitar las cosas. Con la política expansiva de la Fed y su compromiso de extenderla cuanto sea necesario, la confianza se refuerza, sin preocupaciones de inflación a la vista. Lo mismo ocurre en otros países.

El Comité de Mercado Abierto Federal pronostica una caída de sólo 2.4% el año pasado y una escalada de 4.2% en 2021; nada mal para la mayor economía del mundo. México, en cambio, tras una contracción de 9%, tendría una reactivación inferior a 4 por ciento.

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En Estados Unidos, es probable que las ayudas gubernamentales hayan remplazado por completo, en volumen, el ingreso salarial perdido. Mientras, la política monetaria de relajamiento cuantitativo, potencializada con compras de bonos corporativos, ha mantenido la liquidez y puesto a la mesa una gran área de oportunidad de financiamiento a bajo costo, lo mismo refinanciamiento de deuda que para invertir en infraestructura, en la bolsa de valores o para ganar con los extraordinarios diferenciales de tasa entre los distintos mercados.

Tasas de interés en ceros y efectos de carambola

Sobre la base de bonos incluso con tasa negativa y márgenes de intermediación achicados, empresas, bancos y gobiernos no dejarán pasar la ocasión.

A la par, la búsqueda de mejores rendimientos por parte de inversionistas, institucionales o privados, con mayor disposición al riesgo con la recuperación económica, impulsará la diversificación de portafolios. El auge en las OPI y los SPAC seguirá con alas, y pronto debería llegar el momento para los mercados internacionales emergentes, más competitivos en la medida en que los valores en Estados Unidos o de acciones que han visto un boom se encarecen o dan rendimientos decrecientes.

Muchas corporaciones se han armado de liquidez y estarán en disposición de canalizar recursos a fusiones y adquisiciones e inversión de capital, sobre todo en áreas de negocio nuevas y prometedoras de la “nueva normalidad”. Sin duda encontrarán inversionistas dispuestos a acompañarlos.

Las condiciones son únicas, tanto para prestar como para pedir prestado para crecer. Simplemente, hace sentido. Desde luego, siempre que haya visión y sentido de oportunidad.

Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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