Son varias las causas que pueden explicar las variaciones en el precio de una acción, algunas muy específicas para cada empresa, como sus utilidades, otras de acuerdo con las dinámicas de cada sector y también las de índole macroeconómica.
En el último grupo se encuentran las tasas de interés, en donde encontramos tres razones que explicarían su relación negativa con las cotizaciones de las acciones.
En primer lugar, es claro que los inversionistas constantemente analizan opciones, en busca de obtener el mejor rendimiento con el menor riesgo posible. Por lo tanto, un mayor rendimiento de la deuda aumenta su atractivo como alternativa de inversión.
Adicionalmente, los bonos del tesoro estadounidense se consideran uno de los activos con menor riesgo a nivel global. Entonces, es natural que algunos inversionistas ajusten sus portafolios, disminuyendo su exposición en acciones y aumentándola en deuda.
Cabe señalar que el mayor ajuste en las semanas recientes se ha observado en el sector de las empresas tecnológicas, las que a su vez habían visto las mayores alzas en 2020 y principios de 2021, por lo que podemos asumir que los inversionistas han decidido tomar sus utilidades en estas acciones y moverse a otros activos, entre ellos la deuda, así como otros sectores que se beneficiarían más de la reapertura económica.
El segundo elemento que explica porque las mayores tasas afectan el precio de las acciones se relaciona con la valuación. En otras palabras, en finanzas asumimos que el valor de un activo depende del flujo de efectivo que éste generará en el futuro.
Pensando en una empresa, y manteniendo otros factores constantes, a mayores tasas de interés aumentan los costos de financiamiento y, por ende, disminuye el flujo de efectivo disponible para los accionistas.
La tercera razón se relaciona con la anterior, aunque incorpora otro concepto básico en finanzas, el valor presente, que parte de la idea generalizada de que el dinero vale más hoy de lo que valdrá en unos años, debido a la inflación. Por lo tanto, los flujos que esperamos en el futuro deben ser descontados a una tasa, para obtener el valor presente de ese dinero.