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Hacia un énfasis en innovación y desarrollo inclusivo en política industrial

El desarrollo industrial nacional no debe seguir sujeto únicamente al factor exportador de la manufactura mexicana, considera Juan Alberto González Piñón.
mié 14 abril 2021 12:05 AM

(Expansión) - La política industrial que en este momento requiere el país no sólo debe responder a la dinámica del mercado internacional; es necesario recuperar la posibilidad de la reindustrialización que concilie la competitividad global con la innovación productiva, así como el impulso de sectores clave en la economía, sin desatender los retos de interés público enfocados a resolver las necesidades básicas de la población.

Una política industrial que genere los incentivos necesarios para logra una mayor aplicación del conocimiento científico, hacia la atención de los grandes retos del sector empresarial.

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En los últimos 30 años, México ha tenido un promedio anual de incremento en la producción total del 2%, cifra mínima si se compara con la obtenida entre 1946 y 1981, que en promedio fue de 6%. Al no crecer a tasas elevadas y sostenidas, el desarrollo del país se posterga y se vuelve difícil generar empleos e ingresos, lo que trae como consecuencia un menor bienestar para la población.

Se requiere de un conjunto de programas que intervengan con subsidios en forma oportuna, que promueva un proceso interactivo de cooperación estratégica entre los sectores privado y público que, por un lado, facilite la información requerida sobre las oportunidades de negocio y sus limitaciones y, por otra parte, genere iniciativas de política.

El desarrollo industrial nacional no debe seguir sujeto únicamente al factor exportador de la manufactura mexicana. La política industrial debe definir cuál deberá ser la provisión de bienes públicos para el sector productivo, por ejemplo, la construcción de una nueva forma de coordinación entre los centros públicos de investigación y las empresas, en donde la prioridad sea el desarrollo de capacidades científicas, tecnológicas y de innovación de sectores productivos clave.

Una vía para lograrlo puede ser el establecimiento de un programa para la validación técnica y comercial de resultados de la investigación, cuyo objetivo sea mejorar la adopción y asimilación de nuevas tecnologías clave, que se conviertan en la base de nuevos productos, procesos y servicios.

El reto es lograr la transformación de una planta manufacturera competitiva por bajos costos, hacia una basada en la innovación, en donde el enfoque sea apoyar formación de consorcios compuestos por empresas, centros de investigación e instituciones académicas para desarrollar tecnologías genéricas pre competitivas de forma conjunta.

Se requiere una política industrial de largo plazo, con acciones inmediatas que definan a los sectores estratégicos que comandarán el desarrollo industrial en las próximas décadas y no solo proyectos aislados como los establecidos por el actual gobierno. Los sectores pueden categorizarse como: 1) sectores en crisis y con potencial de incorporar innovaciones en el proceso de producción 2) sectores con capacidades productivas desaprovechadas y 3) sectores de alta tecnología.

El objetivo es fortalecer la capacidad productiva local, esto implica, disponer de la capacidad de crear conocimiento científico u obtenerlo de distintas fuentes, transferirlo para su aplicación como conocimiento tecnológico, formar profesionales altamente capacitados y facilitar el acceso a fuentes de información tecnológica.

En particular, la política industrial debe centrarse en suplir los vacíos y solucionar los estrangulamientos críticos de los mercados de factores, lo que significa aplicar políticas en materia de tecnología e innovación, financiamiento, capacitación e infraestructura.

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El desarrollo de clústeres favorece la cultura de la innovación en las empresas y la cooperación entre ellas, sobre todo de forma vertical (con proveedores de equipos y servicios avanzados) y también con universidades y centros tecnológicos.

La integración productiva a través de clústeres acelera la acumulación de capacidades tecnológicas, pues apoyan la diversificación productiva, la creación de encadenamientos productivos y la provisión de servicios de infraestructura de calidad.

El conocimiento generado y almacenado debe ser utilizado para crear valor a través de su aplicación productiva, lo cual implica un proceso de experimentación para buscar soluciones efectivas a los problemas industriales, apoyada en recursos humanos, factores culturales, y una visión amplia de política industrial.

En síntesis, la viabilidad futura de la economía mexicana dependerá de un cambio radical en el paradigma productivo en el que se base la nueva política industrial, en donde se habrá de asumir al conocimiento como el verdadero activo tecnológico con el que cuenta el país para resolver los problemas complejos del presente y del futuro.

En ello el impulso al talento humano y el conocimiento generado por la investigación debe ayudar a resolver problemas de interés público en el campo de la salud, el medio ambiente, la seguridad, el desarrollo sustentable entre otros temas.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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