En los últimos 30 años, México ha tenido un promedio anual de incremento en la producción total del 2%, cifra mínima si se compara con la obtenida entre 1946 y 1981, que en promedio fue de 6%. Al no crecer a tasas elevadas y sostenidas, el desarrollo del país se posterga y se vuelve difícil generar empleos e ingresos, lo que trae como consecuencia un menor bienestar para la población.
Se requiere de un conjunto de programas que intervengan con subsidios en forma oportuna, que promueva un proceso interactivo de cooperación estratégica entre los sectores privado y público que, por un lado, facilite la información requerida sobre las oportunidades de negocio y sus limitaciones y, por otra parte, genere iniciativas de política.
El desarrollo industrial nacional no debe seguir sujeto únicamente al factor exportador de la manufactura mexicana. La política industrial debe definir cuál deberá ser la provisión de bienes públicos para el sector productivo, por ejemplo, la construcción de una nueva forma de coordinación entre los centros públicos de investigación y las empresas, en donde la prioridad sea el desarrollo de capacidades científicas, tecnológicas y de innovación de sectores productivos clave.
Una vía para lograrlo puede ser el establecimiento de un programa para la validación técnica y comercial de resultados de la investigación, cuyo objetivo sea mejorar la adopción y asimilación de nuevas tecnologías clave, que se conviertan en la base de nuevos productos, procesos y servicios.
El reto es lograr la transformación de una planta manufacturera competitiva por bajos costos, hacia una basada en la innovación, en donde el enfoque sea apoyar formación de consorcios compuestos por empresas, centros de investigación e instituciones académicas para desarrollar tecnologías genéricas pre competitivas de forma conjunta.
Se requiere una política industrial de largo plazo, con acciones inmediatas que definan a los sectores estratégicos que comandarán el desarrollo industrial en las próximas décadas y no solo proyectos aislados como los establecidos por el actual gobierno. Los sectores pueden categorizarse como: 1) sectores en crisis y con potencial de incorporar innovaciones en el proceso de producción 2) sectores con capacidades productivas desaprovechadas y 3) sectores de alta tecnología.
El objetivo es fortalecer la capacidad productiva local, esto implica, disponer de la capacidad de crear conocimiento científico u obtenerlo de distintas fuentes, transferirlo para su aplicación como conocimiento tecnológico, formar profesionales altamente capacitados y facilitar el acceso a fuentes de información tecnológica.
En particular, la política industrial debe centrarse en suplir los vacíos y solucionar los estrangulamientos críticos de los mercados de factores, lo que significa aplicar políticas en materia de tecnología e innovación, financiamiento, capacitación e infraestructura.