Esto es resultado de un constante esfuerzo diplomático en el escenario internacional y su involucramiento en diversas organizaciones internacionales de alto calibre. Sin embargo, México ha usado incipientemente su diplomacia pública para dirigirse a audiencias de diferentes países con el objetivo de moldear el ambiente político y de negocios para avanzar sus intereses nacionales. Estas nuevas habilidades diplomáticas aún tienen que desarrollarse a su máxima capacidad.
La diplomacia pública, comúnmente asociada con propaganda, se refiere a la comunicación estratégica con públicos en el extranjero, proceso principalmente realizado por actores del Estado, pero también puede ser apoyado por actores no pertenecientes al Estado como organizaciones no gubernamentales (ONGs), así como compañías nacionales y multinacionales.
El diseño e implementación de la diplomacia pública involucra instrumentos tales como la creación de mensajes persuasivos, presentaciones en los medios, promoción de destinos turísticos, intercambios académicos, entrenamiento científico, exposiciones y establecimiento de relaciones de largo plazo.
El objetivo de estas actividades es persuadir a diferentes audiencias extranjeras y crear un mejor ambiente político y de negocios para que los connacionales y empresarios tengan mayor facilidad de operación en otros países y mercados.
Consecuentemente, el gobierno de México y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no deben limitar su diplomacia pública a solo promover una imagen megadiversa, cultural, mágica y colorida. La proyección de una imagen positiva en el extranjero es estratégica y prioritaria.
Sin embargo, el fortalecimiento de vínculos Estado-Estado, Estado-corporaciones y Estado-sociedad civil es un proceso de largo plazo que mejorará la imagen del país, generará más atracción turística y de inversión, así como un mayor afecto por México comparado con solo mostrar las bellezas naturales, la gastronomía, la música y los colores del país.
Adicionalmente, la cooperación de empresas mexicanas para promover un ambiente positivo de negocios, desarrollar patrocinios, así como apoyar proyectos culturales, científicos y medioambientales pueden tener un impacto favorable en los países donde el gobierno de México implemente diplomacia pública.
Por ejemplo, Grupo Bimbo con sus compromisos sustentables y su creciente reputación en Chile ayudan a mejorar la imagen de México en ese mercado.