No se trata, sostienen líderes empresariales, de una operación para coaccionar el voto, pero todo indica que será una campaña para que los mexicanos decidan entre lo que algunos círculos empresariales consideran como la radicalización del actual gobierno o un voto de castigo en contra de éste.
“Mi Voto Vale”, será uno de los call to action; también, para el domingo de la elección, pretende desplegarse una estrategia consistente en ofrecer descuentos (una comida gratis; viajes sin costo en el transporte público; cualquier beneficio en la compra de un producto o servicio) para quienes enseñen su dedo marcado con tinta indeleble, como muestra de que ya votaron.
El objeto es que la gente salga masivamente a votar, aunque las audiencias que los empresarios pretenden sensibilizar son pequeñas y medianas empresas, y trabajadores. El plan es “socializar” los errores de la actual administración, hoy más que nunca, porque ello alimentaría una mala percepción hacia el gobierno.
Y la narrativa se escuchará más o menos así: la derrama económica, con su cadena de proveedores y empleos, está en juego ante los cambios impulsados por la llamada cuarta transformación y con el voto puede decidirse si se sigue adelante o no.
“La gente debe estar consciente de que, mas allá de la simpatía con el gobierno, los efectos de sus decisiones pueden impactar en su empleo”, complementa un líder empresarial que pide no ser identificado. “Hay que promover el voto, poner en blanco y negro las acciones de esta administración, sus impactos en la rentabilidad de las empresas y en el futuro del empleo”.
Por lo visto, la polarización se intensificará, el presidente no cejará en sus ataques contra quienes considera sus adversarios y, lo peor, los pleitos persistirán. Para los empresarios, gane o pierda Morena la mayoría en el Congreso, la radicalización de AMLO se sostendrá; si pierde la mayoría, dicen, gobernará con vetos y decretos; si gana, tendrá el permiso de continuar e intensificar sus acciones de gobierno.