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La creatividad en las relaciones públicas

La indecisión ante ideas disruptivas tiene mucho que ver con el temor de iniciar campañas que pudieran ser contraproducentes a los objetivos de negocio, considera Mario Maraboto Moreno.
mié 19 mayo 2021 12:00 AM

(Expansión) - La creatividad se entiende como la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que por lo general llevan a soluciones originales. Se trata de un proceso mental que nace de la imaginación. Es sinónimo del "pensamiento original", la "imaginación constructiva", el "pensamiento divergente" o el "pensamiento creativo".

Independientemente de cómo entendamos a la creatividad, a partir de la pandemia las agencias de relaciones públicas, al igual que muchos negocios de todos tamaños, entraron en procesos creativos para hacer frente a una realidad diferente en la que los consumidores ahora son más exigentes, comparan calidad y precio, buscan opciones a través de internet, investigan sobre marcas y productos antes de comprar, y se han vuelto más sensibles en sus consumos.

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La pandemia ha llevado a nuevas formas de operar en las relaciones públicas y el uso de la tecnología ha representado un reto a la creatividad de las agencias para hacer un trabajo que convenza a los clientes e impacte en las audiencias.

La calamidad vino a segmentar aún más al público objetivo y por tanto las agencias tuvieron que desarrollar nuevas formas de ejecutar las estrategias de los clientes: Prescindieron de conferencias de prensa y presentaciones en vivo para realizarlas en línea; las entrevistas con ejecutivos se realizan a través de internet y ahora es más frecuente la práctica de seminarios o talleres a través de plataformas digitales.

Ya no es posible adaptar planes exitosos a nuevas realidades; cada cliente, ahora más que nunca, requiere que se entiendan a profundidad sus necesidades, que exista una plena identificación de los públicos meta y que se desarrolle un plan que garantice el logro de los objetivos acorde a la estrategia de negocio, definiendo canales de comunicación que impacten positivamente a las audiencias.

Ya no se trata de realizar tiros de escopeta que se dispersan con la esperanza de que algunos den en el blanco; ahora se requieren tiros de precisión que de una vez den en el objetivo.

Lo anterior ha llevado a que el trabajo creativo en materia de relaciones públicas enfrente algunas barreras como: el poco tiempo para planear, la reducción de presupuestos, la saturación de información y, paradójicamente, la indecisión de los clientes ante ideas creativas y disruptivas.

Veamos: la falta de tiempo obedece a que ante la velocidad con que se mueve la competencia en estos tiempos, a los clientes les urge tener una propuesta a la brevedad. Aceptar con poco tiempo el desarrollar un planteamiento que impacte en el público deja poco espacio para ejecutar procesos creativos y el resultado puede ser el establecer compromisos difíciles de cumplir que tienen que modificarse sobre la marcha.

La reducción de presupuestos, consecuencia lógica ante los impactos que la pandemia ha ocasionado en la economía, implica sacrificar algunos márgenes, reducir personal, hacerlo lo mejor posible con los recursos disponibles o generar “guardaditos” que ayuden a financiar el trabajo, todo lo cual limita el proceso creativo.

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La siguiente barrera es la gran cantidad de información que día a día se genera especialmente a través de las redes sociales y que eventualmente distraen la atención de las audiencias con el resultado de que muchos de los mensajes planeados pierdan impacto y demanden un mayor esfuerzo de comunicación creativa.

Finalmente, la indecisión ante ideas disruptivas tiene mucho que ver con el temor de iniciar campañas que pudieran ser contraproducentes a los objetivos de negocio. Seguramente esta conducta se basa, por un lado, en la resistencia al cambio y, por el otro, en que por lo regular el hombre siempre ve y considera primero las cosas negativas; es decir, se exponen primero los puntos por los que una idea novedosa no podría prosperar en lugar de poner por delante las cosas interesantes que esa idea puede aportar.

No obstante estas barreras, es indudable que detrás de cada buena campaña de relaciones públicas que se ha operado durante la pandemia ha habido una gran idea para romper estándares y conservadurismos para atreverse a trascender. Esas campañas, muchas de ellas de corte social ante la pandemia, han sido producto de un pensamiento creativo y han capturado a sus respectivos públicos.

La creatividad debería estar presente en el día a día de toda acción de los ejecutivos de relaciones públicas pues la dinámica de los mercados y la competencia demandan ir más allá de hacer bien las cosas o de buscar formas de “salir del paso”.

Leonardo De Vinci no tuvo freno a su imaginación y diseñó en papel artefactos que hoy son una realidad; a los hermanos Wilbur y Orville Right nadie les dijo que era imposible que pudiera volar un aparato más pesado que el aire y su creatividad los llevó a inventar el avión. Grandes inventos de la humanidad han surgido en afán de satisfacer necesidades antes ni siquiera consideradas.

¿Por qué no atreverse a hacer las cosas de manera radical y positivamente diferente?

Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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