Como ya hemos comentado en artículos anteriores, para que una compañía realmente llegue a ser un gran lugar de trabajo, el primer paso es poner a su gente en el centro. Cuidar las condiciones en que se desarrollan los equipos es lo que permite a los administradores del talento humano ser creativos e identificar mejores prácticas para, además de generar un buen ambiente laboral, lograr mantener las operaciones del negocio y por lo tanto la productividad.
Más allá de la contingencia, el verdadero valor de la gestión del talento humano radica en su capacidad para impulsar el rendimiento en toda la organización, aprovechando al máximo el trabajo de los colaboradores, los datos y la tecnología, pero sin pasar por alto su bienestar integral.
¿Por qué? Porque hoy el bienestar digital aplicado al ámbito laboral se integra dentro de un ecosistema más amplio, en el que convergen el bienestar social y financiero, además del físico y mental, creando un enfoque más holístico, y en donde los líderes de recursos humanos adquieren una gran relevancia para garantizar la sostenibilidad del capital humano en el lugar de trabajo.
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¿Y el derecho a la desconexión?
El concepto de bienestar digital conlleva el uso de la tecnología de una forma positiva, permitiendo a los usuarios fomentar diferentes aspectos de sus vidas. Por ello, y en mundo cada vez más digital, la gestión de talento debe aprovechar las herramientas tecnológicas para enfrentar los retos que impone la nueva normalidad, pero en un ambiente de respeto, en donde impere la flexibilidad para poder lograr una conciliación entre la vida personal y laboral, mejorar la experiencia de los colaboradores y hacer más eficientes las operaciones al tiempo de cuidar la calidad del trabajo.
En este contexto, el derecho a la desconexión sin duda deber incorporarse como parte de la estrategia, ya que, si bien la tecnología ha sido de gran ayuda para llevar a distancia programas de bienestar a los colaboradores, también se ha convertido en un ingrediente más de estrés y problemas psicosociales al agregar horas a las jornadas de trabajo y diluyendo los horarios establecidos antes de la pandemia para la contestación de llamadas, correos, mensajes, videollamadas, etcétera.