Sin embargo, podemos ser optimistas en torno a la evolución de la inversión pública, pues el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2022 propone asignar 3.1% del PIB en 2022 a la inversión, lo que representa 18% más que en el PEF 2021.
¿Por qué mencionar el caso de Evergrande?
Hay que ser optimistas pero cautelosos con los proyectos de inversión tanto pública como privada y qué mejor lección que lo que esta sucediendo en los mercados financieros internacionales. La situación no es sencilla, estamos hablando de la compañía inmobiliaria más endeudada del mundo, cualquier símil con la petrolera más endeudada del mundo es mera coincidencia.
A esto hay que agregar el modelo económico chino denominado una economía de mercado socialista y el predominante rol del gobierno en todas las actividades en este país, que indirectamente ha hecho que grandes desarrolladores de infraestructura adquieran elevados porcentajes de deuda no rentable, pero que se cree que tienen una garantía implícita del gobierno de China, situación que hoy tiene a los mercados sin dormir.
Las implicaciones de que Evergrande no pague el cupón de deuda que vence esta semana tiene el potencial de convertirse en un evento sistémico que afecte a los mercados financieros alrededor del mundo, aumente la volatilidad y genere una crisis de liquidez en medio de la pandemia. Además de disminuir las expectativas de crecimiento de China, situación que ocasionaría una menor demanda de bienes y servicios que complicaría aún más la reactivación económica.
La otra opción es que el gobierno chino reestructure o asuma la deuda de la inmobiliaria y se pague a sus acreedores, disminuyendo el nerviosismo en los mercados, pero mandando la señal de que el gobierno chino rescatará a las empresas que a pesar de no ser rentables, por su tamaño son un riesgo sistémico.
Regresando al tema de la inversión en México, el país necesita más inversión, pero inversión rentable y de calidad que permita que las y los mexicanos tengamos mejores condiciones de vida y que nos permita desarrollarnos. Por esta razón, nuestros gobernantes deben ser cautos a qué proyectos de inversión pública destinan el presupuesto 2022 y qué implicaciones tendrían para las finanzas públicas en el caso de que no sean rentables y que el gobierno tenga que asumir sus pasivos.