El pasado mes de mayo, un organismo especializado en temas de internet publicó un estudio sobre los hábitos de los usuarios en México, el cual revela que existen 84.1 millones de internautas en el país, cifra que, como consecuencia del confinamiento, alcanzó el mayor crecimiento observado en los últimos cinco años. El 86.8% de los usuarios utiliza las redes sociales, el 91.4% diariamente, atraídos por la dinámica de flujo de información de las mismas. El 81.9% usa Facebook; 47.5% emplea YouTube y el 15.65% prefiere Twitter.
No obstante su tercer lugar, un estudio realizado en Barcelona arroja que, en México, Twitter sigue siendo el canal para expresar las ideas, dar a conocer la noticia con inmediatez, e incluso entablar debates, y es el medio favorito por políticos y hasta del presidente para hacer anuncios.
La buena noticia, sin embargo, es que, a nivel mundial, los medios sociales están considerados como uno de los menos confiables para el consumo de noticias. La investigación realizada reveló que sólo el 11% de los encuestados confía en los medios sociales para el consumo de noticias; el 28% considera que dichos medios son sensacionalistas y el 26% cree que sus noticias son falsas.
Es decir, 54% de los usuarios desconfía de alguna manera de lo que se publica en las redes sociales, especialmente cuando se habla de noticias sensacionalistas o de comentarios ofensivos en contra de personas o instituciones que buscan afectar la reputación y prestigio de personas físicas y morales.
Un tuit o un video en YouTube que se conviertan en trending topic pueden lesionar, posicionar o fortalecer una reputación institucional o personal. De ahí la importancia de pensar muy bien la forma de, o no, de dichas noticias o comentarios a fin de evitar su magnificación.
No obstante los millones de usuarios de las redes sociales, potenciales generadores de una tendencia, ésta sólo lo es en el momento en que se produce y su tiempo promedio de vida es de un máximo de 15 minutos, aunque muchos no alcanzan los 5 minutos en la cima de los comentarios.
De cualquier forma, es tiempo más que suficiente para que los medios de comunicación habituales (radio, televisión, portales de noticias y medios impresos) se encarguen de prolongar su vida y sus efectos, positivos o negativos, en los públicos.