Por lo anterior, estos elementos han dejado de ser un lujo para convertirse en herramientas muy poderosas e indispensables para ganar la preferencia del shopper; a tal grado de poder considerarse tanto, o incluso más importantes, que los propios atributos de un producto como lo son sus características físicas, el precio y los canales de comercialización.
Así, puedo afirmar que la agenda sustentable será la más importante, desafiante, y de largo plazo que enfrentemos como industria en este siglo.
Grandes retos traen consigo grandes oportunidades.
Dicen por ahí que los mejores momentos para crecer emanan de las crisis. ¿Qué mayor crisis que la que enfrentamos sobre el cambio climático?
Son muchas las oportunidades para tomar acciones como marca para dar un paso al frente y resolver los problemas de contaminación y escases de agua, reciclaje y reducción de residuos, consumo energético y emisiones de CO2, entre otras. Ante este escenario conviene reflexionar sobre las acciones qué se están tomando hoy, pero, sobre todo, ser muy críticos de cara a las acciones que aún faltan por tomar.
Quien crea que basta con hacer “los básicos” en materia de sostenibilidad está muy equivocado, pues bien entendida, puede convertirse en una de las mayores ventajas competitivas del negocio.
Recientemente se reveló que más del 60% de los consumidores en el mundo son conscientes del impacto ambiental y el daño que estamos haciendo al planeta; mientras que apenas el 38% de la población muestra poco o nada de interés al respecto. Además, no sólo la mayor parte es consciente y se preocupa, sino que 22% de los consumidores son “Eco-Actives”.
Estos consumidores toman acciones específicas para premiar a las marcas sostenibles y con propósito a través de sus decisiones de compra.
Es importante mencionar que cada año el porcentaje de consumidores que se suman a este grupo crece, incluso en Latinoamérica y México, este porcentaje hoy representa cerca de 1/5 parte de los consumidores de la región y la expectativa global es que para 2030 este grupo rebase a más del 50% de la población mundial.
Esto equivale a que, en pocos años, más de la mitad de la población estará tomando sus decisiones de compra a partir del impacto ambiental de las marcas, y el castigo para aquellas que no tengan un posicionamiento de marcas limpias o eco-friendly será muy severo.