Por esto, en esta industria existe el gran desafío que debe afrontar para mejorar la calidad de los servicios de pago. Y esta mejora no puede ignorar el análisis de los diferentes comportamientos de la población, las necesidades de desarrollo de un territorio, las diferentes verticales o las economías regionales, lo que permitirá trabajar con solicitudes atípicas.
“En la actualidad, es necesario que los participantes del mercado identifiquen zonas de desarrollo en la prestación de servicios de pago y aumenten la educación financiera de la población y de los comercios. En la actualidad, los comercios son rehenes de un mercado de 30 años de antigüedad”, asegura Sebastián Lancman, referente regional del mercado de medios de pago.
La economía mejora cuando es transparente y tiene la capacidad (con buenas y sólidas prácticas tecnológicas) de prescindir de servicios obsoletos que provocan, día a día, el aumento de intermediarios en la cadena de valor del ecosistema de medios de pago.
Como resultado inquietante para una economía tan dubitativa como la actual, no sólo incrementan el costo para los individuos que utilizan esos medios de pago, sino sobre todo para los comercios, cautivos siempre como factor de ajuste.
Además, “las necesidades específicas que aquejan al 95% de los comercios chicos, medianos y grandes se enfrentan con la incongruencia de los sistemas de medios de pago actuales, los requerimientos de las grandes marcas de tarjetas, el uso de terminales que acepten esos requerimientos, los sistemas de gestión que utilizan algunos comercios”, agrega Lancman.
Así mismo el sistema financiero, sin incluir la cantidad de IVS (Integrator Value Software) que se presentan en cada una de las etapas del proceso productivo de pagos. Esto genera un promedio de costos asociados para el comercio que ronda entre el 5 y 18% de sus costos operativos y explica la dificultad de su ecosistema para crecer y desarrollarse.