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Gestión con perspectiva ESG: ¿novedad o necesidad?

Si ESG es un proceso para gestionar riesgos, es razonable anticipar que un proceso sólido prepara mejor a la empresa para enfrentar una crisis, señala Pablo Jiménez Zorrilla.
mié 03 noviembre 2021 12:01 AM
Inversión esg
ESG dejó de ser una herramienta exclusiva de las organizaciones “progresivas” o “ilustradas” y está en proceso de convertirse en 'mainstream', apunta Pablo Jiménez Zorrilla.

(Expansión) - La gestión empresarial con perspectiva ASG (Ambiental, Social y de Gobierno corporativo), o ESG, por sus siglas en inglés, es un tema actual y frecuente entre inversionistas, empresarios, emprendedores y autoridades en todo el mundo. En términos generales, ESG es un proceso para gestionar riesgos relevantes de una empresa en cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo, así como para identificar oportunidades en estos rubros.

Las empresas enfrentan una nueva realidad. Los distintos grupos de interés (stakeholders) exigen que las empresas contribuyan a la solución de problemas complejos como el cambio climático, la diversidad y la inclusión, la equidad y la justicia social, la protección de los derechos humanos, el combate a la corrupción y el lavado de dinero, entre otros. Al mismo tiempo, se espera que identifiquen, prioricen, atiendan, mitiguen y reporten los riesgos ESG que amenazan sus resultados operativos y financieros. Esta necesidad fue acelerada por la pandemia.

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La gestión con perspectiva ESG es una herramienta para hacer frente a esta nueva realidad y su valor ha sido reconocido en distintos niveles. Por ejemplo, la ONU, a través de la Agenda 2030, subraya la importancia de los criterios ESG para el desarrollo sostenible y el crecimiento económico inclusivo. Por ello, muchas empresas incorporan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en su estrategia y los utilizan para evaluar su desempeño, juntos con métricas financieras y operativas tradicionales.

Adicionalmente, más de 3,000 inversionistas que representan más de 100 billones de dólares han suscrito los Principios de Inversión Responsable (PRI) de la ONU.No hay duda de que la participación del sector privado en el combate al cambio climático será central en los acuerdos a los que se lleguen en la COP26 de Glasgow.

No obstante, la adopción de los criterios ESG no está generalizada y es un proceso en marcha. La profundidad y velocidad de su adopción varía por geografía, sector, industria y empresa. En México, ESG ha estado en el radar de las empresas públicas los últimos cinco años (principalmente aquellas con operaciones internacionales) y, en fechas recientes, ha cobrado relevancia en las empresas privadas de mayor tamaño y visibilidad. ESG dejó de ser una herramienta exclusiva de las organizaciones “progresivas” o “ilustradas” y está en proceso de convertirse en mainstream.

Existen razones para explicar esta tendencia y su reciente aceleración. La primera es la evolución en las expectativas de los grupos de interés: inversionistas, empleados, proveedores, clientes, consumidores, organizaciones de la sociedad civil, autoridades y comunidades. En el caso de los empleados, la responsabilidad social de las empresas es un elemento que tiene mayor relevancia para la atracción y retención de talento. Los consumidores ponen más atención al impacto social y ambiental de los productos que compran, así como en el comportamiento de las empresas que los fabrican.

El peso de estos factores varía, pero en todos los casos muestra una tendencia al alza alrededor del mundo. Por ello, aquellas empresas que no logren reclutar talento adecuado o conectar con las demandas de sus consumidores, sufrirán un impacto.

La segunda razón es la creciente exigencia de los proveedores de capital, quienes requieren más y mejor información sobre los riesgos que afectan a las empresas donde invierten, como parte de su proceso de toma de decisiones. Los inversionistas institucionales (fondos de pensiones y fondos de inversión), así como los principales gestores de activos a nivel global (BlackRock, Vanguard, Fidelity) fijan criterios y exigen mayor participación de los consejos de administración y los directivos de empresas en la gestión de riesgos ESG.

Por ejemplo, el cambio climático representa un riesgo sistémico, pero también uno individual para las empresas, pues puede impactar la disponibilidad y el costo de materias primas, la capacidad productiva y logística, la seguridad y la salud de su personal. Por ello, los inversionistas y bancos requieren saber cómo es que las empresas identifican, priorizan, gestionan y mitigan tales riesgos. Aquellas que no cumplan con los estándares esperados tendrán mayores costos de financiamiento.

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Se espera que para 2025 una tercera parte del total de activos bajo gestión, a nivel global, se encuentren invertidos en proyectos sustentables y de impacto social, de acuerdo con un reporte de este año de Bloomberg Intelligence. Por otra parte, los inversionistas al menudeo (personas físicas que invierten en la bolsa) manifiestan un creciente interés por este tipo de instrumentos financieros.

La tercera razón, y quizás la más relevante, es que la gestión empresarial con perspectiva ESG es buen negocio. Según diversas fuentes (Morgan Stanley, Fidelity, S&P), las empresas con mejor calificación ESG mostraron menor impacto y mayor resiliencia durante la pandemia. Los precios de sus acciones fueron menos volátiles y sus negocios tuvieron ciclos de recuperación más rápidos.

Este resultado no debería sorprendernos ya que las altas calificaciones ESG están correlacionadas con la calidad del equipo directivo. Además, si ESG es un proceso para gestionar riesgos, es razonable anticipar que un proceso sólido prepara mejor a la empresa para enfrentar una crisis.

Por estos motivos, considero que la gestión con perspectiva ESG es una tendencia global irreversible, cuando menos en el mediano plazo. Esta puede acelerarse y profundizarse con políticas públicas y cambios en ley. Sin embargo, las fuerzas del mercado están alineadas de tal forma que el cambio se dará a pesar de un impulso limitado por parte de las autoridades.

Por ello, parafraseando el antiguo proverbio que se refiere al mejor momento para plantar un árbol, podemos decir que “el mejor momento para adoptar una perspectiva ESG (en tu negocio o en tu estrategia de inversión) fue hace cinco años; el segundo mejor momento es ahora”.

Nota del editor: Pablo Jiménez Zorrilla es socio del despacho de abogados Von Wobeser y Sierra, S.C. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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