EU enviará a México 8.5 millones de vacunas contra el COVID-19
Así, se recomienda no confrontar a quien conspira sino compartirle información que le permita tener una mejor valoración de las circunstancias, así como recurrir a personajes que se consideren confiables en redes sociales y se les vea vacunándose, sanos, contando su historia en la vacunación.
También hay que entenderlo así: en el mundo se han aplicado hasta el momento casi 4,600 millones de vacunas y podemos estar absolutamente seguros de que son seguras. Pero, además, las vacunas son un producto farmacéutico que puede tener imperfecciones, pero debemos estar seguros que esas imperfecciones son mucho menores que el daño que causa la enfermedad que se quiere prevenir.
“Pretendemos que las vacunas nos saquen del problema y éstas no podrán hacerlo. Ellas solas no pueden”, sostiene Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión de la UNAM para COVID-19. “Hay ese deseo de buscar en las vacunas esa bala mágica, pero el camino corto no existe. Las vacunas son una capa más del plan para frenar esta pandemia” (las otras capas son el uso del cubrebocas, el distanciamiento social, el confinamiento).
Como sea, hay buenas noticias: el COVID-19 ha alimentado el interés de las personas por la ciencia, al tiempo que en México predomina una cultura en pro de las vacunas. Sin embargo, las Teorías de la Conspiración no van a parar y muy probablemente continuarán después del fin de la pandemia.
Por otro lado, la ciencia necesita del pensamiento crítico que le permita detectar inconsistencias y problemas éticos, siempre con evidencias. Los gobiernos están obligados a tomar información científica, evaluada por agencias reguladoras, para aplicarla correctamente en políticas públicas. La industria farmacéutica debe mejorar sus prácticas y transparentar el desarrollo de sus productos y asumir el impacto que ello genera en la percepción de las personas. La sociedad, incluyendo los medios, necesitamos acercarnos información con rigor y no dejarnos contagiar por falsas narrativas.
**********
Un apunte final y un caso de la vida real que impactó desafortunadamente a las vacunas:
- Difícil obligar a las personas a vacunarse. Otros países han favorecido la vacunación mediante mecanismos que parecen ser obligatorios, pero no lo son. Certificados de vacunación para ingresar a lugares públicos, incentivos fiscales… Hay quienes acusan violación a sus libertades, pero ésta tiene de frente una responsabilidad, de tal forma que si alguien apela a su derecho de no vacunarse tendría, entonces, que enfrentar la responsabilidad de su decisión. Si su decisión pone en riesgo a terceros, su acceso a los espacios donde están esos terceros tendría que ser limitado.
- Detrás de la ubicación de Osama bin Laden hubo un plan de vacunación. Un agente de la CIA ingresó encubierto como vacunador al lugar donde presuntamente se encontraba el terrorista. Así fue posible conseguir su ubicación y confirmar su identidad con la información genética (ADN) obtenida al vacunarlo. Poco después de su muerte, se conocieron detalles de la operación encabezada por el gobierno estadounidense, los cuales provocaron la furia de los talibanes, quienes detonaron una cruzada en contra de las vacunas y los servicios de salud. Las consecuencias fueron trágicas: la vacunación se detuvo, varios vacunadores fueron asesinados y la polio resurgió en Afganistán y Pakistán.
Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión