Haciendo un análisis histórico, podemos notar que los incrementos salariales tienden a estar entre 1 y 2 puntos porcentuales por encima de la inflación. En este caso, con los datos que tenemos para final de año, en los que la inflación está por arriba de los sueldos, podríamos traducirlo como un impacto directo en el bolsillo de nuestros colaboradores.
Es decir, si el aumento pronosticado se queda igual, no les alcanzará para cubrir el alza de los precios. Por lo que, si en este año se empezó a notar una pérdida en el poder adquisitivo de las personas, el próximo año no va a ser la excepción.
Considerando lo anterior, las empresas forzosamente tienen que revisar sus presupuestos sobre el nuevo incremento excepcional que van a tener que considerar dar el próximo año, para tratar de recuperar la pérdida del poder adquisitivo que estarán teniendo los trabajadores.
Por otra parte, si bien podríamos descartar la idea de un regreso masivo a las oficinas, el concepto de “flexibilidad” estará jugando un rol importante, no solo se definirá cómo “¿desde dónde trabajan tus colaboradores?”, más bien, el concepto evolucionará a responder cinco preguntas:
1) ¿cuál es el trabajo que se realiza?
2) ¿cuándo tiene que ser ejecutado?
3) ¿quién tiene que efectuarlo?
4) ¿cómo tiene que llevarse a cabo? y
5) ¿desde dónde tiene que realizarse?
Cuando las corporaciones logren incorporar el concepto respondiendo estas cinco interrogantes, podrán definir con mayor claridad cómo va a ser el retorno a sus centros de trabajo. Del mismo modo, es importante entender los tipos de perfiles que existen en el mercado:
El primero sería el de las posiciones en línea, que son aquellos trabajadores de planta que, siendo realistas, nunca trabajaron en modalidad home office. Se tomaron otras acciones como horarios escalonados o quizá se abrieron diferentes turnos, pero, en definitiva, ellos no pudieron parar. En consecuencia, para este grupo no habrá regreso, porque nunca se fueron.
El segundo es el de los puestos administrativos, en donde muchos sí comenzamos a laborar desde casa. Aquí se debe hacer una estrategia en la que se considere quién es vulnerable, ya sea por padecimientos (como diabetes u obesidad), o porque tienen bajo su cuidado a personas vulnerables, optando por elegir a aquellos que tengan un menor riesgo.