Lo anterior es una de las bases de la democratización de la educación. Gracias a internet, muchas más personas pueden estudiar, incluso aquellas que habitan en zonas apartadas donde no hay escuelas o universidades.
A los efectos positivos de la globalización en el ámbito educativo se suma el aumento de la competitividad en el planeta que no es más que el resultado de todas las personas que a diario adquieren mayores conocimientos y con ello el planeta avanza a mayor velocidad dando como resultado final una calidad de vida superior para los seres humanos.
Asimismo, la internacionalización de la educación superior ha permitido fomentar una visión global de la realidad, un elemento clave en una época en la que existen grandes problemas que afectan a nivel planetario como el cambio climático o la pandemia a causa de COVID-19.
Es importante mencionar que a nivel mundial ya se ha comenzado a vincular la necesidad de dar respuesta a los retos ambientales y la preocupación por los derechos humanos a través de la Responsabilidad Social Educativa.
Esto hace que las instituciones educativas y demás organizaciones inmersas en el sector deban mantener el compromiso de construir estrategias que ayuden a impulsar iniciativas que coadyuven a la preservación del planeta y el desarrollo social.
En este sentido, el ámbito online de la educación puede brindar herramientas que faciliten estas iniciativas promoviendo la educación global a través del uso de tecnologías de la información y la comunicación y los medios digitales.
La OCDE hace énfasis en que, en México, la educación superior se debe alinear mejor con las necesidades cambiantes de la economía. Casi la mitad de los empleadores alertan de una falta de competencias en su sector y consideran que la educación y formación de los solicitantes de empleo no es adecuada para sus necesidades.
Hasta 2019, de acuerdo con la OCDE, México tenía la proporción más baja de adultos (25-64 años) con un título de educación superior (17%), una cifra muy inferior al promedio de la OCDE (37%), y por debajo de otros países de la región, tales como Chile (23%), Colombia (23%), Costa Rica (23%) o Argentina (21%).