En México, el presupuesto destinado a las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) para 2021 fue 3.4% mayor respecto a los niveles del 2019. Tan solo 27,930 millones de pesos fueron asignados a la adquisición o renta de tecnología, un crecimiento del 59.8% respecto del 2020.
Administraciones que estaban renuentes o al margen de la necesidad de invertir en tecnología, han empezado a dar ese salto al darse cuenta de que la transformación digital llegó para quedarse y continuará creciendo en todos los niveles.
Para las empresas, en esta nueva economía de proyectos, es fundamental que los líderes incorporen la tecnología a los procesos internos y externos en cualquier área y el contar con personal capacitado en el uso de este tipo de tecnologías para asegurar el éxito de la empresa.
Los agentes del cambio han mostrado ser esos actores clave en el nuevo espacio de trabajo. En los últimos 12 meses han evidenciado cómo la tecnología impulsa el cambio en la forma trabajar. Por lo tanto, mi recomendación para todos los líderes de organizaciones es identificarlos y proporcionarles las herramientas necesarias para potencializar sus habilidades.
De hecho, según el informe Pulse of the ProfessionÒ 2021, las organizaciones que empoderan a los agentes de cambio tienen más probabilidades de sobrellevar con éxito cambios organizacionales, como implementar una transformación digital y fomentar una mentalidad innovadora. A su vez, estos cambios ayudaron a lograr avances; el 71% de las organizaciones hiper-ágiles aumentaron su productividad, en comparación con solo el 53% de las organizaciones tradicionales.
Por otro lado, 89% de las empresas mexicanas han incrementado su inversión tecnológica como respuesta a la digitalización como la ciberseguridad, herramienta clave para las miles de operaciones que se llevan a cabo día a día. Por ello debemos fomentar la capacitación de los profesionales y mejorar sus habilidades a través de diversos cursos, certificaciones y recursos que les permitan asumir roles que quizás no creían poder alcanzar.
La tecnología es un valioso activo del nuevo ecosistema laboral, pero siempre y cuando las personas estén capacitadas para usarla. No solo se trata de que la tecnología crezca y evolucione, las organizaciones y las personas que trabajan dentro de ellas necesitan adaptarse y evolucionar también con el objetivo de seguir siendo competitivas.