Para ello hay muchas y brillantes mentes que darán concienzuda cuenta, pero asumiendo que la frase con la que abro este espacio pudiera tener algo de razón, lo único que encuentro es que unos cuantos han decidido, porque pueden, hacer daño a millones de individuos, tanto en lo físico como en sus patrimonios, lo que tomará años en resarcirse, décadas en asimilar el dolor y nunca se olvidarán, al menos eso espero.
Unos cuantos políticos y líderes empresariales -sin duda no más de un centenar- del bloque occidental, están clausurando los vehículos financieros a Rusia; el cierre es total e indiscriminado; aquí no importa si se trata de una empresa, campesino, familia, académico, o si están o no de acuerdo con lo que hace el Sr. Putin, el ser ciudadano ruso te condiciona y ellos castigan.
Casi una decena de bancos han sido excluidos para el uso del sistema Swift; Visa y Mastercard suspendieron actividades en Rusia, el rublo se ha devaluado casi el 70% en unos cuantos días y un sinfín de etcéteras que están causando la pérdida del patrimonio y una destrucción de valor sin igual.
Pero mucho más que describir lo que ya todos conocemos, hoy quiero pensar que, como sucedió con la pandemia, esta absurda guerra será un acelerador tecnológico que abrirá las puertas a un mundo mejor.
La interconexión de todos en manos de unos cuantos
El movimiento del dinero en el mundo está de una u otra forma centralizado. Si alguien desea transferir fondos de un banco a otro en un mismo país requiere pasar por el sistema de pagos autorizado y regulado por las autoridades (SPEI en México).
Si lo que se busca es hacer lo mismo, pero entre países, entonces el camino es similar pero el vehículo es global (Swift internacional). Aquí hay dos elementos aterradores: el primero es que un reducido grupo de personas que trabajan para el organismo regulador (SPEI, Swift, etc.) decide quién puede o no hacer uso del sistema; el segundo es que a quien se autoriza o bloquea es a la institución.
La oligarquía en su esplendor
Este subtítulo significa poner en manos de unos cuantos oligarcas la libertad que millones de personas deberíamos tener para salvaguardar el patrimonio de nuestras familias decidiendo en dónde, cómo y cuándo resguardar el dinero que lícitamente hemos generado. Y esto es así porque vivimos con un sistema financiero centralizado en la toma de decisiones, pero masificado en las consecuencias de las mismas:
Nosotros, miembros de la junta directiva de “XYZ” decidimos aislar al banco “UVW” del sistema Swift en represalia por la guerra que unos cuantos individuos iniciaron en Ucrania.
Y habiendo presionado este botón rojo se destruye el capital y se pone en vilo el futuro de decenas de miles de familias que ni la deben ni la temen; es más, que muy probablemente están en contra de lo que sucede, pero con poca o nula capacidad de actuar en consecuencia. Dirían los que defienden el centralismo: daño colateral.
Cripto, el héroe ausente que enarbola la bandera de la descentralización y pugna por la individualización
Todo esto que para muchos nos parece tremendamente injusto y hoy, por demás anacrónico, fue solucionado en 2008 con la invención de bitcoin, perfeccionado por Ethereum con los contratos inteligentes (smart contracts) y hechos posible a través de Blockchain.
Los detalles técnicos y especificidades son materia de otro espacio, pero partamos de la base de que dos de los elementos esenciales de los cripto activos son la descentralización y la individualización.