En segundo lugar, en la coyuntura sanitaria y económica que enfrentamos, la Alianza ha sido parte de nuestras herramientas para lograr una recuperación económica incluyente y sostenible. Para ello nos hemos valido de herramientas tecnológicas y digitales para facilitar el comercio y para generar nuevas oportunidades para pequeñas y medianas empresas, así como para empresas propiedad de mujeres, quienes han sido las más afectadas por la pandemia.
En tercer lugar, nos hemos consolidado como una plataforma de articulación política y de integración económica y comercial con una proyección a la región Asia-Pacífico. Prueba de ello es la reciente conclusión de la negociación del TLC de la Alianza del Pacífico con Singapur, que se convertirá en el primer Estado Asociado de la Alianza.
Este año, México tiene la presidencia pro tempore, es decir, lideramos los trabajos de la Alianza. Bajo nuestra presidencia, buscamos generar un mayor acercamiento con la ciudadanía, posicionarnos a nivel global, cerrar brechas digitales y profundizar la integración entre nuestros países.
Durante este encargo, nuestra prioridad es impulsar el comercio digital, dado que la pandemia de COVID-19 demostró su relevancia en la agilización de los procesos relacionados con el flujo de mercancías y, sobre todo, para dar mayor proyección a los productos al facilitar su adquisición a la ciudadanía.
El Mercado Digital Regional y la Ventanilla Única de Comercio Exterior se encuentran entre las iniciativas articuladas al interior de la Alianza que buscan volver accesible a una mayor audiencia los productos de nuestros países. Además, han permitido facilitar y digitalizar los procesos que deben seguir los exportadores que tengan la intención de formar parte del comercio intra-Alianza.
El comercio digital no solamente propicia mayor acceso a los bienes y servicios, también beneficia a las pequeñas y medianas empresas, incluidas aquellas lideradas por mujeres, al ser las que cuentan con mayor potencial para insertarse en las dinámicas comerciales entre los cuatro países.
A nivel global, una de las principales áreas de oportunidad de la crisis dual que enfrentamos ha sido la regionalización de las cadenas globales de valor. Efectivamente, la Alianza del Pacífico cuenta con la capacidad para desarrollar y fortalecer encadenamientos productivos con mayor valor agregado que generen mayores ingresos y flujos de inversión en la región.
Nuestra inserción como región en las cadenas globales de valor debe enfocarse en eslabones con niveles más altos de valor agregado y con especialización en tecnología media y alta, lo que requiere de innovación e inversión en capital humano más calificado.