Si la mezcla de un proyecto interesante y un sueldo muy atractivo no es suficiente para mantener a un individuo fiel a un proyecto, qué podemos esperar si alguna de estas variables falla.
A más de dos años del inicio de la pandemia, la sociedad sigue descubriendo las afectaciones que ha tenido a todos los niveles tanto individualmente como en sociedad.
Recientemente se ha comenzado a hablar de la “Gran Renuncia” o Great Resignation, como se ha definido en inglés; movimiento social en el cual los individuos están dispuestos a renunciar a sus empleos con tal de mantener lo que consideran un buen nivel de vida y de bienestar. Este movimiento se está dando a todos los niveles de la organización y en todas las industrias.
Si bien es cierto que en América Latina existe más presión económica para que la gente termine aceptando condiciones laborales poco favorables, es innegable que la pandemia, como poco, ha hecho que pongamos en la balanza las cosas que consideramos importantes.
El cambio de prioridades y el fenómeno de búsqueda de un mayor bienestar no sólo no es pasajero sino que se presenta tanto en la parte profesional como en el ámbito personal al buscar poder estar bien en todo momento, incluso cuando consumimos entretenimiento.
Así pues, dentro del consumo de contenidos ha surgido el fenómeno de “Comfort Content” o “Contenido que reconforta”, refiriéndose a contenido que nos resulta tan familiar que no requiere de un gran esfuerzo de nuestra parte para su disfrute.
Si analizamos a detalle, ambos fenómenos parten de la base de la necesidad individual de compensar el estrés creado por la incertidumbre generada por la pandemia o sus consecuencias directas; en el primero queremos mantener nuestro bienestar por encima incluso del ingreso y en el segundo, preferimos acercarnos a aquellos contenidos que por su familiaridad nos reconforten y no requieran de esfuerzo.