Para el caso de México, el nearshoring representa una oportunidad, toda vez que el país ofrece ventajas como una plataforma de exportación hacia Estados Unidos, principalmente por dos razones: la ubicación geográfica y el tratado de libre comercio (T-MEC); sin embargo, otros elementos como las capacidades productivas construidas en los últimos años, la infraestructura y la mano de obra también juegan a favor de México.
Por lo anterior, la demanda de arrendamiento de espacio industrial en México en los últimos años ha mantenido una tendencia positiva, ya que empresas, principalmente provenientes de Asia, han buscado establecerse en México. Naturalmente, las zonas de la frontera norte del país han visto el mayor beneficio.
Plazas como Ciudad Juárez, Tijuana o Monterrey registran niveles de ocupación en zonas industriales superiores a 95%, mientras que sus niveles de renta, denominados en dólares, han visto incrementos. Incluso durante la pandemia el sector de bienes raíces industriales mostró un buen desempeño, manteniendo sus altos niveles de ocupación.
Volviendo al tema de la globalización, un concepto sobre el cual se justificaba dicho proceso es el de ventaja comparativa, el cual, a grandes rasgos, nos dice que los países se especializan en la producción de los bienes que pueden producir a un costo relativamente más bajo, exportando estos productos e importando el resto de los bienes que necesitan del exterior.
Lo anterior justificaría ubicar procesos productivos en países con costos relativos más bajos, ya que se ganaría en eficiencia y además los consumidores tendrían acceso a más bienes a menor costo.
Ahora bien, estemos o no de acuerdo con la conveniencia de la internacionalización de las cadenas productivas, la realidad no suele ajustarse estrictamente a los conceptos de la teoría económica. De hecho, los motivos que han cuestionado la globalización y favorecido el nearshoring son más de índole geopolítica, además de la pandemia.
Como antecedente de índole geopolítico, la tendencia de reacomodo en cadenas productivas adquirió importancia durante el gobierno de Donald Trump, ante las tensiones que comenzaron a incrementarse entre China y Estados Unidos y que llevaron a este último a imponer restricciones al comercio con el país asiático.
Asimismo, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y el efecto de este enfrentamiento sobre el precio de algunas materias primas refuerza la necesidad de las empresas de diversificar a sus proveedores, a modo de disminuir el riesgo de disrupciones por cuestiones geopolíticas.