A lo largo de la historia tenemos ejemplos de lo que significa ser un líder con visión y hasta dónde puede llegar al motivar a otros. Abraham Lincoln buscaba una sociedad igualitaria en la que se aboliera la esclavitud; Mahatma Gandhi quería abolir las castas, alcanzar la justicia social y la concordia entre religiones a través de la no violencia.
Así pues, con la capacidad de ver más allá de lo que se nos presenta y proyectar nuestra mente hacia esos cambios que queremos conseguir, logramos no solo tener un panorama interno (organización) sino también externo (industria y ambiente). Esas dos perspectivas permiten que tanto el líder como su equipo estén preparados para las situaciones que se presenten durante la ejecución de sus proyectos y puedan contribuir más efectivamente a la toma de decisiones y a la resolución de problemas, logrando así mejores resultados.
Para mí, el poder de la visualización para resolver problemas es parte de lo que llamamos “las habilidades impulsoras” (power skills). No es solo imaginar un futuro, sino también alinear nuestros pensamientos, emociones y acciones para ser consistentes con esa visión. Es poner en práctica el ser flexibles, pacientes y persuasivos para evitar que el equipo caiga en caos, desánimo, prisa innecesaria y negativismo.
Los cambios que vivimos han replanteado o modificado la visión de las organizaciones y de diferentes industrias. Muchos negocios se han diversificado, se ha recurrido a estrategias digitales, un mejor manejo de datos, y un mayor uso de tecnología. Ahora no sólo se trata de sobrevivir, sino de resurgir, de transformarse con nuevas metas e ideas a partir de una visión anticipada del futuro.
Asimismo, los problemas actuales se vuelven más complejos. Existen roles especializados, equipos remotos y organizaciones que trabajan de manera aislada. Este nuevo ambiente de trabajo está poniendo en jaque la capacidad de las empresas por cumplir las expectativas de sus clientes o socios, ya que necesitan formas innovadoras de abordar los nuevos desafíos cotidianos. Para darle cara a estos retos, se requiere el poder del pensamiento estructurado y la colaboración creativa.
Visualizar un futuro no necesariamente nos lleva hacia él y mucho menos a nivel organizacional. Es importante combinarlo con otras habilidades y técnicas. Por ejemplo, para los momentos iniciales de la visualización, está la colaboración creativa, pensamiento estructurado o Design Thinking y para la ejecución, las habilidades más duras y técnicas relacionadas a la dirección de proyectos que permitan definir planes, formas de trabajo y ajustar dependiendo de los resultados.