Esta tendencia está creciendo poco a poco, enmarcada por una relación ganar-ganar. De acuerdo con un estudio de UKG, 1 de cada 5 colaboradores a nivel mundial, que dejaron sus empleos durante la pandemia, están regresando a su compañía anterior, y existen millones más de personas abiertas a la posibilidad de regresar.
¿Por qué mantener la puerta abierta a los excolaboradores?
Quise comenzar hablando de Mónica porque, en mis años recientes al frente de una organización, he tenido la oportunidad de trabajar con colaboradores que se han marchado debido a nuevas oportunidades laborales o personales, y luego de algunos años -a veces pocos, a veces más-, han decidido regresar.
En mi experiencia, puedo decir que estos colaboradores representan una gran oportunidad para cualquier empresa, especialmente ante el actual mercado laboral, donde la competencia y la escasez por el talento están en su punto más elevado. Tener, nuevamente, a excolaboradores que ya conocen a tu empresa conlleva beneficios y otorga una ventaja competitiva.
Quizá lo más importante, desde mi punto de vista, es que aquellos que regresan ya no son los mismos que se fueron, ni profesional ni personalmente hablando. Estar expuestos a otros roles, procesos, compañeros y formas de trabajo supone una evolución en términos de conocimientos, habilidades y perspectivas, lo que significa que su talento y desempeño están más fortalecidos. Contratarlos ayuda a mejorar y fortalecer la organización, optimizando aquello que presenta deficiencias o reinventando la manera de hacer las cosas.
Otro punto significativo es que ellos ayudan a elevar la moral general de todo el personal. ¿Quién si no ellos para dar fe de las mejoras en los procesos y la calidad del trabajo? A final de cuentas, tienen un referente para comparar cuando trabajaron allí por primera vez. Y no olvidemos que, si los excolaboradores regresan a la empresa, envían una señal de que la organización es un excelente lugar para trabajar.
También hay que considerar el tema de la inducción laboral, sobre todo porque este proceso implica tiempo y esfuerzo. La incorporación de un boomerang puede convertirse en un proceso más fluido, lo que agiliza enormemente la tarea de RH y la de los jefes directos.
Otro beneficio, no menos importante, tiene que ver con la lealtad y el compromiso, porque los boomerang pueden convertirse, a largo plazo, en colaboradores más leales y comprometidos. Además, pueden contagiar ese “espíritu” a los demás miembros de la empresa. Y es que ellos ya han visto lo que hay allá fuera, y no tienen que preguntarse si “el pasto está más verde en la casa del vecino”. Por esta razón, pueden apreciar más a su antigua empresa e, incluso, hacer que mejore la percepción que tienen sus actuales colegas.
¿Existen desventajas? Desde luego. Por ejemplo, pueden esperar que todo haya permanecido igual desde que se fueron y, por lo tanto, se resistan al cambio; además, les puede llevar más tiempo del que crees, para adaptarse, especialmente si la gerencia, las políticas o la cultura de la empresa han cambiado.