El factor directo para reducir la inflación es la reacción de los agregados monetarios, es decir, la base monetaria o la cantidad de billetes y monedas en circulación a los movimientos de la tasa de interés.
Los bancos centrales abandonaron hace tiempo el esquema de objetivos monetarios por el de la tasa de interés objetivo, en un intento de reducir la volatilidad en el mercado de dinero, ya que bajo el enfoque de agregados monetarios no hay un control pleno sobre la tasa de interés.
No obstante, el esquema actual de objetivos de inflación requiere de ciertas condiciones para su éxito, entre las que sobresale la no dominancia fiscal y otra que introduzco aquí, que es la capacidad de respuesta certera y suficiente del agregado monetario a los cambios en la tasa de interés.
Los agregados monetarios o la liquidez en el sistema pueden mirarse en una gráfica de oferta y demanda típica, como la cantidad demandada de dinero en el sistema a determinado nivel de tasa de interés. Esta curva de demanda de liquidez (precio-cantidad) no siempre responde igual a los movimientos de la tasa. Por ejemplo, si la economía está sobre demandando liquidez, los aumentos en la tasa de interés tendrán menor efecto en la cantidad de dinero demandada. A esto lo conocemos como inelasticidad precio de la demanda.
Esto es lo que está sucediendo con la política monetaria en México desde su viraje en julio de 2021 a la fecha. También hay que subrayar que, además, dicho viraje ha sucedido con lentitud si lo comparamos con el súbito y acelerado aumento en la liquidez que sucedió un año antes en el 2020.
Cuando la demanda de dinero es poco sensible a los cambios en su precio (tasa de interés), se requerirá más tiempo y más aumentos de tasas para que la inflación pueda desacelerar hasta llegar a su objetivo. Por esta razón, a pesar de que la tasa de interés objetivo se encuentra ya en 10%, el crecimiento de la liquidez en el sistema reportó una tasa nominal de 12% en octubre de 2022. Con estos crecimientos de liquidez no puede esperarse una reducción de la inflación.
Para etiquetar a la política monetaria como restrictiva la tasa de interés no es el mejor termómetro. Como mencioné antes, la tasa está sujeta a las preferencias o requerimientos de dinero que tenga el público en determinado momento. En los hechos, la restricción o disciplina monetaria es limitar la cantidad excedente de dinero, a tal punto que el crecimiento mensual del agregado monetario sea 0% o negativo en términos reales. Estados Unidos y Brasil, por ejemplo, ya lo implementaron. Por ello, apostar a un nivel de tasa objetivo para reducir la inflación es poco útil si no se reduce el acelerado crecimiento del agregado monetario.