Hay que insistir en que, sobrecalentar una economía productivamente debilitada, con la ayuda del dinero “barato” para seducir a los electores no es una política económica sostenible en el tiempo y que las burbujas de jabón siempre revientan.
Hay que insistir en una educación económica, comercial y financiera, así como en organismos ciudadanos de observación real, para que las autoridades (monetarias y públicas) no sigan abusando de la confianza de los gobernados en cada ciclo electoral.
De esta forma, evitaremos caer en los errores de política económica que buscan resarcir el mal trabajo realizado hasta ahora por nuestro banco central, Banxico.
La inflación persistente de hoy es un fenómeno monetario, a pesar de lo que digan los académicos anti-monetaristas, los economistas a sueldo y los propios banqueros centrales. Ellos insisten en el tema de la inflación importada o estructural porque les pagan para decir eso.
La inflación controlada desde Hacienda, no desde Banxico
El hecho de “invitar” a las empresas de alimentos básicos a mantener sus precios fijos para reducir la inflación es una medida muy desesperada que tiene costos futuros. El costo para estas empresas, algunas que cotizan en la Bolsa, es que inevitablemente vivirán una presión mayor para aumentar sus precios cuando termine el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) .
Estas empresas de alimentos, sobre todo las públicas, no están reportando grandes utilidades netas, mientras que el precio de sus acciones tampoco se ha comportado de forma positiva que digamos. Por ello, aguantar y aguantar sus precios, eventualmente será contraproducente para el consumidor. No descartemos ver más deslistes de empresas que cotizan en la Bolsa de Valores en el futuro próximo ante este tipo de coyunturas.
Digamos que el PACIC es solo una medida de acomodo temporal, donde las empresas esperarán mejores tiempos para subir sus precios. Eso sí, una vez que la inflación ceda, entonces las empresas de alimentos subirán sus precios, pero de forma acumulada.
Diluir y postergar el aumento de precios de algunos productos básicos hasta febrero de 2023 puede ser peor para la economía, porque en ese momento la tasa de interés de Banxico será más alta, implicando un mayor costo del financiamiento, que es un escenario menos propicio para los aumentos de precios. Digamos que es un escenario más ‘estanflacionario’.
En cuanto al tema de los combustibles, la contención del precio de la gasolina es una decisión totalmente del gobierno en su carácter de empresa pública. El gobierno enfrenta un costo monetario y otro de oportunidad por contar con menos recursos para su gasto corriente.